Los egipcios están convocados mañana a las urnas para participar en elecciones municipales que ganaría sin sorpresas el presidente Hosni Mubarak, pues los islamistas Hermanos Musulmanes llamaron a boicotearlas, aunque desde el inicio ya habían sido prácticamente sacados del juego.
En un clima de malestar social por el alza de precios y la escasez del pan subvencionado, esta elección se llevará a cabo sin el más mínimo suspenso.
Los Hermanos Musulmanes, que son el principal grupo de oposición, ya marginados por todos los medios, e incluso con detenciones, anunciaron hoy que boicotearán los comicios.
El Partido Nacional Demócrata (PND, en el poder) presentará un candidato en cada una de las 52 mil localidades del país. La oposición no islamista estará presente en poco más de mil de esas localidades.
«Llamamos al pueblo egipcio a boicotear las elecciones municipales pues el poder se burla de la justicia», declaró el segundo de la cofradía islamista, Mohammed Habib.
«Nos comprometemos a boicotear» las elecciones, agregó.
Unos 800 Hermanos Musulmanes fueron detenidos por las fuerzas se seguridad en redadas ocurridas antes de los comicios, los segundos que suceden tras el auge islamista logrado cuando obtuvieron uno de cda cinco diputados en las legislativas de 2005.
Los hermanos Musulmanes no lograron ninguna curul en junio de 2007 en la renovación parcial del Senado, una cámara que tiene menos poder real que la Asamblea.
Las elecciones municipales fueron aplazadas en 2006 por dos años, por temor a un nuevo auge islamista.
Según los Hermanos Musulmanes, las autoridades impidieron presentar la candidatura a la inmensa mayoría de sus 5.754 candidatos.
Según una enmienda constitucional adoptada en 2005, sería necesario a los Hermanos Musulmanes ganar por lo menos 140 municipalidades para poder presentar un candidato independiente en la elección presidencial de 2011.
«El régimen se prepara ya la presidencial, tratando de limitar en la medida de lo posible la representación local de los islamistas», declaró Mustapha Kamel Al Sayyed, profesor de ciencias políticas en la Universidad de El Cairo.
Oficialmente prohibidos, pero tolerados, los Hermanos Musulmanes no tienen derecho a convertirse en partido, pues fueron fundados como grupo religioso, y por ello se presentan como «independientes» aunque nadie se llama a engaño.
«En un país donde no se respeta la constitución ni la ley, el PND recurrió a medidas ridículas para sacarnos del juego, pues sabía que iría a la derrota», dijo el número dos del movimiento opositor, Mohamed Habib.
La organización de defensa de los derechos humanos Human Rights Watch (HRW), con sede en Nueva York, consideró que las redadas en los rangos islamistas constituyeron una «tentativa vergonzosa de falsear» los comicios.
Otros partidos también vieron frustradas sus expectativas.
Sólo 700 de los 1.700 candidatos del partido liberal Wafd lograron registrarse, así como 400 del partido marxista Tagammou. Esos grupos protestaron contra los obstáculos puestos a sus candidaturas.
La Casa Blanca condenó la ola de detenciones en las filas islamistas y llamó al «gobierno egipcio a cesar todos los actos que comprometan la capacidad de los egipcios a ejercer de manera plena sus derechos (…) y a participar en eleccciones libres y justas».
Pero las autoridades egipcias replicaron de inmediato aduciendo el «desconocimiento» estadounidense de la «realidad política» del país norafricano.