El tema de WikiLeaks genera alrededor del mundo discusiones sobre el ejercicio de la libertad de expresión y la forma en que fueron sustraídos los documentos privados y secretos que reflejan comunicaciones entre diplomáticos alrededor del mundo y el Departamento de Estado, lo que además viene a plantear el tema de la función diplomática.
Ayer en Guatemala fue motivo de atención pública, por no decir de escándalo, la filtración que se hizo del informe que envió el Embajador James Derham, al momento de retirarse del país, sobre la que seguramente fue su última conversación con el presidente Colom. El mandatario reaccionó diciendo que esas filtraciones no representan el sentir oficial del Departamento de Estado y que por lo tanto no les pone atención, pero no se puede pasar por alto que los informes rendidos por los Embajadores permiten a todos los ministerios de Relaciones Exteriores formarse criterios que luego inciden en la formulación de la política bilateral.
Existe en todo el tema de WikiLeaks la avidez por el escándalo y por ello en el cable filtrado ayer se puso más énfasis en la chismografía que en los temas de más fondo. Fue así como la expresión del mandatario sobre Rigoberta Menchú llamó la atención de los medios de prensa, pasando por alto el asunto de Estado que tenía que ver con las justificaciones que el Presidente esgrimió ante el Embajador de Estados Unidos para explicar su decisión de firmar un acuerdo con Venezuela por el tema del petróleo. Hay que situar las cosas en contexto para entender que Venezuela es regionalmente ahora el principal enemigo de Washington, peor aún que el mismo régimen de Cuba, y que el presidente Colom no quería comprometer su relación con Estados Unidos y para ello dijo que si no concretaba el acuerdo con Caracas, en el país podría venirse una explosión social por las condiciones de miseria en el interior del país.
Los beneficios de Petrocaribe nunca se concretaron y tampoco la explosión social, lo cual no significa que la apocalíptica visión del Presidente, comprendida por el Embajador Derham, fuera pura paja. Porque la verdad es que la desigualdad existente en Guatemala sí que constituye un elemento perturbador porque los niveles de pobreza e insatisfacción que hacen que miles de guatemaltecos emigren cada año justamente a Estados Unidos, pueden en cualquier momento ser aprovechados por alguna facción o simplemente generar de manera espontánea expresiones de descontento de variado nivel.
Creemos que no hay que ver los documentos WikiLeaks únicamente como expresión de chisme y escándalo, sino para ver realmente lo que implica cuestiones de Estado.