Marcelo Gómez se subió a un autobús tras ir a un partido en el estadio Maracaná, donde se jugará la final de la Copa Mundial y se sentó en un asiento. Un adolescente se acomodó a su lado y otro detrás.
El que estaba a su lado le dijo que entregase su billetera y su teléfono celular, susurrándole que su amigo tenía un arma. Gómez, un camionero de 35 años, no vio el arma, pero como es común en Brasil, donde los delincuentes matan si alguien se resiste, entregó sus pertenencias. Los muchachos le robaron luego a otro pasajero más atrás, y a otros más.
Estos asaltos en transportes públicos, en playas públicas y en zonas turísticas están aumentando en Río de Janeiro, anulando los progresos registrados en tiempos recientes con miras a los siete partidos de la Copa Mundial a jugarse en esta ciudad y a los Juegos Olímpicos de 2016.
Los robos en los autobuses, el principal medio de transporte de esta metrópolis de 12 millones de habitantes, se duplicaron el año pasado, según IPS, agencia que lleva estadísticas relacionadas con temas de seguridad. Tan solo en enero se reportaron más de 420 episodios, comparado con los 195 del mismo mes el año pasado, con lo que se volvió a los niveles máximos de hace cuatro años.
También han aumentado los robos y asaltos que no tienen lugar en el trasporte. En los primeros tres meses del año subió un 60% la cantidad de robos en el barrio de Copacabana en relación con el mismo período del año pasado.
Paulo Storani, experto en temas de seguridad que trabajó durante 30 años con la Policía de Río, dice que al menos la mitad de las 12 subsedes del Mundial han registrado un aumento en la incidencia de delitos violentos. Lo atribuyó a una sensación de impunidad reinante.
«La gente no reconoce la autoridad de los funcionarios del gobierno y por ello los delincuentes se sienten más confiados, creen que no serán arrestados ni castigados», expresó Storani.
Los gobiernos de Estados Unidos, Gran Bretaña y Alemania han alertado a sus ciudadanos sobre la cantidad de robos en autobuses, bancos y cajeros automáticos que hay en Brasil.
La situación con el transporte público de Río es tan grave que algunos legisladores propusieron la creación de un batallón especial encargado de vigilar los 9 mil autobuses que recorren la ciudad. El gobernador de Río Luiz Fernando Pezao aparentemente apoya la propuesta, pero la iniciativa tiene que sortear varios escollos legislativos.
Pezao dijo que la ciudad libra «una guerra» contra la delincuencia.
El jefe de Seguridad del estado de Río, José Mariano Beltrame, aumentó en un 20% la cantidad de agentes que estarán activos durante el Mundial, que durará del 12 de junio al 13 de julio.
Pero ante el empeoramiento de la situación, la gente está apelando a la internet en busca de ayuda. Un portal llamado «Donde Me Robaron» permite al usuario marcar con precisión el sitio donde fue asaltado, le llevaron el auto o se cometieron otros delitos. Los usuarios dicen que en lo que va del año se han reportado más de 360 asaltos en el transporte público.
Los robos no son lo único que hace que el transporte público resulte peligroso.
Hace un año, una banda violó a una estudiante estadounidense en una buseta y la noticia dio la vuelta al mundo. La estudiante y su novio francés subieron a la buseta en Copacabana. El conductor, la persona que cobraba por el pasaje y otro individuo obligaron a los demás pasajeros a que se bajasen, maniataron al francés y sometieron a la mujer a lo que la policía describió como una «fiesta diabólica» que duró toda la noche y en la que fue violada varias veces.
Si bien las autoridades detuvieron pronto a los responsables, se reveló que la policía no había actuado ante denuncias previas de mujeres brasileñas que habían sido violadas por el mismo trío en circunstancias similares.
El tema de la violencia sexual en medios de transporte públicos volvió a cobrar prominencia este año, esta vez en Sao Paulo, sede del partido inaugural del Mundial, cuando las autoridades detuvieron a varios individuos acusados de acosar a mujeres en trenes subterráneos y autobuses, a veces filmándolas con teléfonos celulares y colocando en las redes sociales videos de esos episodios.
Dilma Rousseff, la primera presidenta de Brasil, dijo en Twitter que esos incidentes son una «vergüenza para nuestra sociedad».
Si bien no está claro hasta qué punto aumentaron las agresiones sexuales en el último año, la resonancia que tuvieron algunos episodios alimenta la sensación generalizada de que usar el transporte público es peligroso.
En Sao Paulo las denuncias de robos en el transporte público aumentaron casi un 50%.
En Río, mientras tanto, el incremento se registra en medio de un programa de «pacificación» lanzado en 2008 en el cual la policía se instaló en las favelas, donde la presencia del estado era casi nula. Los índices de criminalidad bajaron en un primer momento y los residentes de Río volvieron a salir a la calle por la noche.
Pero el incremento de la delincuencia ha hecho que se vuelva a una mentalidad de estado de sitio y ha hecho que surjan temores de lo que pueda pasar cuando lleguen los 600.000 extranjeros que se espera vengan al país para el Mundial.
Joe Biundini, presidente de la firma de seguridad FAM International, dijo que el transporte de Río es un problema grave.
«El peligro de secuestros o asaltos dentro de un vehículo en movimiento es enorme», manifestó Biundini, cuya firma estará a cargo de la seguridad de personajes VIP que asistirán a partidos del Mundial en Río y Sao Paulo.
Recomendaciones de embajadas, la Policía y los residentes de Río de Janeiro para evitar ser víctimas de robos durante la Copa Mundial de Futbol.
Esté alerta, pendiente de lo que sucede a su alrededor. El Departamento de Estado estadounidense dice en su portal que «las terminales de transportes públicos, la zona de hoteles y las zonas turísticas son los sitios donde más delitos se cometen».
No use joyas ni bisutería llamativa. De hecho, lo mejor es no usar nada de eso.
Tenga mucho cuidado al usar su teléfono celular en público. No lo use cuando viaja en medios de transporte público. Si debe hacer una llamada, no la haga en la calle. Entre a un negocio.
Evite las manifestaciones de protesta como las que hubo en el último año en Río, Sao Paulo y otras ciudades.
Si lo asaltan, no reaccione, simplemente entregue sus cosas. Los delincuentes a menudo matan a quienes se les resisten.
Denuncie el robo en la Comisaría más cercana.