Mundial de Futbol: oportunidad desaprovechada


   Como estoy indispuesto de salud sólo me dedico a leer y a ver uno que otro partido del Mundial de Futbol, porque no me considero un exquisito intelectual de los que observan con desdén y desde la altura de su delicadeza a los que participan o miran por televisión ese deporte, al que señalan de ser propio del populacho, de la chusma, que es alienante y que se ha convertido en nuevo opio del pueblo. Simplemente soy un obrero de las letras, un trabajador de la palabra, un mortal aficionado a ver gambetas, chilenas, tijeretas y otras palabrejas incorporadas al lenguaje popular por periodistas deportivos.

Eduardo Villatoro

   Pero, como lo advertí­ hace ocho dí­as, no le doy prioridad a un juego balompédico, como tampoco me quitarí­a el sueño una eventual derrota de Argentina, mi selección preferida, que mañana tiene de rival al combinado de México.

   Confí­o que el juego entre gauchos y aztecas no sea narrado por el mismo locutor que la tarde del miércoles relató pormenorizadamente el encuentro entre Alemania y Ghana, y el viernes repitió en el juego España vrs. Chile, porque es  tanta su verborrea que sólo lo soporto durante unos 20 minutos en cada encuentro. Me siento atarantado de oí­r  hasta lo más obvio y nimio. Tengo la impresión de que, como lo dijo con mordacidad mi entrañable amigo Romualdo Tishudo, el sábado anterior, ese locutor cree que todos los aficionados que observan los juegos por televisión  son ciegos o estúpidos.

   No lamento que ese certamen no lo transmitan en el territorio nacional  las empresas de televisión por cable, porque los canales de la televisión abierta, al contar con la exclusividad para Guatemala, permiten a las familias de escasos recursos económicos -que carecen de la bendita «posibilidad» de suscribirse a la TV cableada- que puedan mirar, conformen sus tiempos libres, a cualquiera de los equipos que han participado y siguen jugando en Sudáfrica.

   Sin embargo, deploro que el propietario de los canales de televisión 3 y 7, el señor íngel González, tan chaqueteado por muchos polí­ticos como detestado por varios medios impresos, no haya aprovechado la oportunidad de transmitir el certamen balompédico ecuménico, para contribuir a la educación de los guatemaltecos.

   Intentaré explicarles, apreciables colochos y colochas que leen estas lí­neas. Al parecer, el productor de un programa o franja televisiva es quien dicta las pautas. Pues bien, este ejecutivo tuvo la oportunidad de reunir a su equipo de Producción y a narradores y comentaristas, a fin de instruirlos para que no se dedicasen exclusivamente a relatar las incidencias de los juegos (menos a narrarlos como si fueran locutores radiofónicos), sino que, antes y en el intermedio del encuentro, mediante gráficas y previas lecturas, dieran a conocer algunas particularidades de los paí­ses representados por sus selecciones.

   Pero temo que más de un locutor deportivo no sabe que Eslovaquia era parte de la antigua Checoslovaquia, que Eslovenia y Serbia-Montenegro, juntamente con Croacia, Bosnia-Herzegovina y Macedonia, formaban la desintegrada república de Yugoslavia. No logran ubicar geográficamente a Nigeria, Nueva Zelanda o  Argelia, ni dan razón  por qué hay dos Coreas, para citar algunos ejemplos.

   Quizá en próxima ocasión los productores de la televisión abierta contribuyan a la educación y la cultura general de los televidentes.

   (El verborreico locutor Romualdo Tishudo corrige al aficionado Mynor Letona: -El gol de palomita es con la cabeza; no como vos lo estás imaginando).