Más de tres millones de peregrinos chiítas se congregaron hoy en la ciudad santa de Kerbala en vísperas de una de sus festividades más importantes, y de la celebración en Bagdad de una conferencia internacional para intentar acabar con la violencia en el país.
«Más de tres millones de peregrinos llegaron a la ciudad. No se alcanza a ver el suelo de tanta gente que hay en las calles y mañana las celebraciones se celebrarán en presencia de 6 millones de personas», declaró el gobernador de la provincia de Kerbala, Aqil al-Jazaali.
«Unas 6 mil procesiones llegaron a Kerbala, provenientes de Irak y de países vecinos, entre ellos, por primera vez, Bahrein», precisó Hussein Abu Shabaa, responsable de la acogida de los peregrinos.
Mañana se conmemora el cuadragésimo día tras la muerte del imán Hussein, una de las figuras más veneradas del islam chiíta, asesinado en 680 por la dinastía sunita de los Omeyadas, y cuyo mausoleo se encuentra en Kerbala.
Al mismo tiempo, Bagdad acogerá, a iniciativa del primer ministro Nuri al-Malikila, una conferencia internacional sobre Irak, para intentar acabar con la violencia que ha ensangrentado el país en los últimos tres años.
«Le entregamos a cada uno (de los peregrinos) tarjetas de identidad para evitar la infiltración de los terroristas», precisó en Kerbala Abu Shabaa.
El pasado martes, un atentado suicida en Hilla (a unos 30 km al oeste de Kerbala) provocó la muerte de 117 peregrinos.
«Hay de 5 a 7 millones de personas en camino», estimó ayer el general estadounidense David Petraeus, comandante de la Fuerza multinacional en Irak.
Vestidos de negro, numerosos peregrinos se golpeaban el pecho y se flagelaban la espalda, a ritmo de tambores y rezos.
Otros enarbolaban retratos de religiosos chiítas, banderas iraquíes o pancartas que apelaban a la unión nacional y al rechazo del terrorismo.
A pie en su gran mayoría, con ejemplares del Corán entre las manos, los peregrinos iraquíes provenían de centro y el sur del país.
En la capital, mientras tanto, le tocará el turno a los diplomáticos.
Los países vecinos de Irak (Irán, Turquía, Siria, Jordania, Arabia Saudita y Kuwait), Egipto, los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad (Estados Unidos, Rusia, China, Francia y Gran Bretaña), la Liga Arabe, la Organización de la Conferencia Islámica y la ONU forman parte de los invitados.
China también anunció hoy que estará presente en la conferencia.
La mayoría de países ha decidido enviar a embajadores o viceministros. La delegación estadounidense estará encabezada por su embajador en Bagdad, Zalmay Jalilzad.
La conferencia conducirá previsiblemente a otra cita, a nivel ministerial, anunciada por Estados Unidos, pero que las autoridades iraquíes no confirmaron. Ese encuentro se celebrará visiblemente «en la primera mitad de abril» en Turquía, según el departamento de Estado.
«Pediremos a los países vecinos que cesen de inmiscuirse en los asuntos iraquíes y que presionen a los grupos armados con los que mantienen vínculos, para que cese la violencia», explicó Sami al-Askari, consejero del primer ministro.
Estados Unidos tiene la intención de aprovechar la conferencia para abrir un proceso público, ante la comunidad internacional, en contra de Siria e Irán, los dos países que Washington considera responsables del flujo imparable de combatientes árabes en Irak.