“Convertirse en miembro de una turba, es un acto de voluntad del hombre para descender hasta la naturaleza de la bestia”.

Ralph Waldo Emerson

Se habla mucho de que la sociedad sufre una violencia desbordada que directa o indirectamente ha tocado a la mayor parte de la población mundial. La parte minoritaria, que no ha sido alcanzada, vive en un cí­rculo aislado en el que no les afecta ni les preocupa mucho esa condición en la que se encuentra la sociedad. Los medios de comunicación social, han dicho que al ver constantemente los resultados de la violencia, tarde o temprano, la gente que no es violenta, empezará a actuar violentamente en su vida diaria. En todos los medios escritos se pueden ver casi todos los dí­as, fotos de personas observando la escena de un crimen sin que sus rostros reflejen señales de empatí­a alguna. Columnistas y reporteros también lo hemos comentado. En Guatemala, los polí­ticos en su campaña de proselitismo, están ofreciendo diferentes formas de enfrentar la crisis de la violencia pero la mayorí­a no indica los resultados que esperan obtener a corto, mediano y largo plazo que  deberí­an reflejarse en diferentes formas de beneficio para la comunidad. Hace años, en el siglo pasado y en el mundo entero, los alumnos de los dos últimos años de la secundaria, en su mayor parte los atletas fornidos por el régimen de ejercicios preparatorios para las competencias deportivas, tomaban ventaja y actuaban en contra de los alumnos más pequeños, los de los grados menores y los de más corta estatura. La mayor parte del tiempo no pasaban de burlarse, pedirles que les compraran una “gaseosa” o de empujarlos. También aquellos compañeros observadores gozaban viendo las acciones de “superioridad” de unos sobre la “inferioridad” de otros. Como he indicado en otros artí­culos,  esos actos disminuí­an el fortalecimiento de la autoestima de los sujetos a esa agresión. Eso es “bullying”. Desde entonces, en este nuevo siglo, el “bullying” ha tomado tantas facetas que uno se pregunta si es una moda ante cualquier situación de interacción entre los seres humanos o si realmente sobrepasa las dificultades normales propias de la convivencia cotidiana. Lo que sí­ podemos predecir es que la violencia actual que vivimos, nos está facilitando el camino para convertirnos cada vez más, en una sociedad agresiva e hiriente en todas las formas de relación humana. Además del “bullying” del musculoso, ahora lo tenemos por medio de la computadora y sus redes de internet, twitter y facebook; se enví­an textos desde el Ipad, blackberry, etc.

Uno de los obstáculos para atacar ese mal resulta siendo el silencio. El silencio de los jóvenes compañeros estudiantes y de trabajo,  que no toman la iniciativa para avisar a las autoridades que hay “bullies” y “bullyied” (abusadores y abusados). Los padres de familia entran en un conflicto moral de si deben o no, hablar con los padres del “bully” para confrontar la situación anómala en las relaciones juveniles que más tarde afectarán la relación personal entre adultos y los adultos temen actuar ante el poder de su abusador. La conclusión de muchos es que no deben quedarse callados. Los efectos del “bullying” alcanzan hasta los lugares de trabajo. Los ánimos se alteran, los problemas interpersonales aumentan sin que sean corregidos y los “bullies” adultos aplican patrones de miedo a sus compañeros, beneficiándose ellos con ascensos a puestos de mayor autoridad y por supuesto más remuneración monetaria. La definición de “bullying” es “individuo o grupo que usa acciones agresivas o tácticas no razonables en contra de compañeros o subalternos del trabajo en forma persistente”. “El “bullying” no es un conflicto, una diferencia de personalidad o ser regañado por el jefe. Es importante recordar que no todas las denuncias de “bullying” en el lugar de trabajo son verdaderas. Un empleado que está molesto, en desbalance o sobrecargado de trabajo, no significa que está “bullying” a otros compañeros. Los “bullies” en una compañí­a son sumamente costosos en cuanto a la productividad y a la pérdida de talentos de recursos humanos”. Lo anterior fue expresado por el Baron Christopher Hanson, de la Escuela de Negocios de la Universidad de Harvard. Otro efecto de “bullying” en la escuela secundaria ha llegado a ser más generalizado en sus múltiples facetas dando como uno de sus resultados, un rendimiento escolar más bajo. Según el doctor Dewey Cornell, psicólogo clí­nico y profesor de educación de la Universidad de Virginia, el clima de “bullying” influye en el rendimiento de los alumnos en los exámenes. Los alumnos no prestan atención en clase cuando tienen miedo de otros en la escuela. Además los estudios sugieren que los hechos de “bullying” son la causa de la mayor parte de los problemas disciplinarios en las escuelas, con la consecuencia apuntada de calificaciones más bajas en las pruebas de conocimientos adquiridos. Como dije en el principio, hemos tenido el problema social de “bullying” en las escuelas por muchos años; lo que ha cambiado es que estamos mucho más conscientes de sus múltiples facetas y de cómo ha llegado hasta los lugares de trabajo. Las ví­ctimas en casos extremos  han matado a los “bullies” y a otros compañeros, o en su desesperación por falta de solución a su problema, han optado por el suicidio. En conclusión, el “bullying” en este siglo, no está restringido a la escuela, está en la casa, en la familia, en el lugar de trabajo y por consiguiente, la vivencia de la violencia está siendo vista y sufrida en las múltiples facetas que esta conducta de “bullying” tiene.