Se critica que la Historia no hace visibles a las mujeres, minimizando e ignorando sus aportes. No obstante, aunque muchas veces sin nombre propio, las mujeres aparecen con fuerza en todos los procesos revolucionarios. Las imágenes de la Revolución Francesa muestran a las mujeres, con pechos descubiertos, arengando y conduciendo las protestas callejeras. La Revolución Mexicana hizo famosas a las “Adelitas”, con sus fusiles y largas trenzas. La Revolución Bolchevique vivió la invasión de los “soviets” por mujeres que pedían pan y el cese de la guerra con Alemania. Y las guerras revolucionarias de América Latina vieron engrosar las filas guerrilleras con miles de compañeras en las montañas y selvas.
La revolución guatemalteca durante 1944 contó con la decidida participación de miles de mujeres, pero la Historia tuvo que ser sacudida por el asesinato de María Chinchilla, insigne maestra y líder magisterial, para registrar la participación femenina. Si bien su presencia fue heroica, su papel no fue una excepción, como apunta Ana Silvia Monzón en su trabajo “Participación política de las mujeres en Guatemala, década 1944-1954”. Al relatar los hechos del 25 de junio, que se iniciaron con protestas y represión, anota: «El mismo día se congregó en el templo de San Francisco, a las 17:00 horas, un numeroso grupo de mujeres, representantes de diversas clases sociales… se dirigieron al exterior del templo, y apenas habían avanzado tres cuadras… cuando fueron detenidas violentamente por los disparos de las fuerzas armadas”. Agrega: “La participación de las mujeres no quedó allí, es importante, por ejemplo dar a conocer un ‘Memorial presentado por las mujeres de Guatemala…’:‘Señor Presidente: Las suscritas, todas madres de familia y mujeres guatemaltecas, representativas de todos los sectores sociales vemos horrorizadas la matanza que de nosotras y de nuestros hijos hizo la policía y la tropa el día de ayer en las calles de la ciudad… Por el bienestar de Guatemala, le suplicamos que, dándose cuenta de la situación que ha creado, deje el poder sin más derramamiento de sangre’… Asimismo, las mujeres organizaron comités para auxiliar a las víctimas…tal el caso concreto de un comité integrado por Laura Zachrisson, Matilde Cofiño, Marta Delfina Vásquez y Lidia Minera”.
La convicción y participación de las mujeres en las revoluciones son incuestionables, tanto con las armas como sin ellas. La defensa de los derechos humanos durante el conflicto armado tuvo a miles de mujeres como protagonistas, como ocurrió también con las Madres de la Plaza de Mayo, en Argentina, y las familiares de las y los desaparecidos en el Cono Sur. Hoy vemos a líderes mujeres en las justas luchas de los pueblos indígenas por sus tierras, territorios y recursos; en las luchas del movimiento social por mejores condiciones de vida; en las luchas universitarias y estudiantiles por sus reformas; y el simbolismo de María Chinchilla reemerge ya en el Magisterio Nacional. Si bien el sistema de dominación se adelantó a la fuerza femenina con el feminicidio como práctica corriente, el impulso revolucionario de las mujeres es hoy incontenible.