Mujeres en la cárcel buscan su libertad a través del arte


Unas mujeres observan una manta de 72 metros de largo, pintada por las mujeres de la cárcel preventiva de Santa Teresita. FOTO LA HORA: AFP JOHAN ORDOí‘EZ

Lily Aguilar cumplió uno de los 12 años a los que fue condenada por intentar transportar una maleta llena de droga a España, casi el mismo tiempo que lleva pintando, lo que le ayuda a seguir adelante, aunque sea encerrada.


Mientras esperan a que el tiempo de libertad llegue, las reclusas del Santa Teresita se dedican al arte. FOTO LA HORA: AFP JOHAN ORDOí‘EZOtra vista de la sábana decorada con motivos artí­sticos. FOTO LA HORA: AFP JOHAN ORDOí‘EZ

«La pintura es lo que más me relaja aquí­, es como una terapia ya que a través de ella puedo expresar lo que siento estando lejos de mi bebé de 3 años. Me hace sentir viva, cuando llegué aquí­ la tierra me tragó», expresó Aguilar, de 33 años, una de las 632 mujeres presas en Guatemala.

Casa Artesana expuso esta semana una manta de 72 metros de largo en la que cada una de las reclusas participantes en los talleres que organiza esa entidad feminista en el Preventivo Santa Teresa expresó sus sentimientos y sus deseos para cuando recuperen la libertad.

«Se trata de reconocerles su dignidad, de ayudarles a encontrar caminos distintos una vez se reinsertan en la sociedad», dijo Andrea Barrios, coordinadora de los talleres.

Para Barrios, la situación de las reclusas es difí­cil ya que «hay mucha depresión, es difí­cil mantener una continuidad, además, en la mayorí­a de los casos son ví­ctimas de situaciones estructurales que les desfavorecen y de delitos cometidos por personas cercanas a ellas».

«Por lo general han sufrido una opresión machista, de un sistema patriarcal que ha originado la situación que les ha llevado a estar en la cárcel, por eso intentamos hacerles entender que su identidad es muy importante», explicó.

Casa Artesana tiene programado realizar varios talleres para las reclusas.

«Acabamos de cerrar el de arte y expresión, pero también habrá uno sobre leyes y justicia penal con el objetivo de capacitarlas para que conozcan sus derechos y se defiendan, y otro sobre desarrollo humano para tratar de elevar su autoestima», dijo Barrios.

Según el instructor del taller de pintura, Marlon Garcí­a, la salud mental de las mujeres mejoró durante las clases.

«Tuvieron la oportunidad de reflexionar sobre ellas mismas, lloraron y sacaron lo que tení­an dentro, fue todo un progreso, un desarrollo de denuncia de su situación», explicó.

El dibujo que Lily Aguilar plasmó en la manta representa a una mujer con el corazón abierto, del que le sale una mano que le acaricia la cara. Según cuenta Garcí­a, refleja el anhelo de la mujer de ver a su hija, «que le da cariños desde dentro de su ser».

Con pocos materiales y alumnas con muy poca base técnica, el profesor trabajó la figura femenina vista por una mujer.

«Sólo con lápices y viejos afiches sacaron maravillas, trabajaron en grupo a dibujarse las siluetas, para entender que necesitan estar unidas para que los derechos de la mujer avancen», comentó Garcí­a.

«Según la evaluación de las autoridades del centro, estos talleres propician un cambio de actitud de las mujeres que participan en ellos, ya que están más tranquilas, hacen que su rabia y enojo disminuya», expresó Barrios.

Aguilar, quien antes de caer a la cárcel estaba a cargo de un gimnasio, prepara desde detrás de las rejas otra exposición mientras espera una reducción de su pena a seis años por participar en los talleres.