Mujer confiesa ser amante de capitán del Concordia


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Una bailarina moldava que había estado en el puente de mando del crucero Costa Concordia cuando encalló en un arrecife del litoral italiano conmocionó ayer a la audiencia en el juicio del capitán al admitir que eran amantes.

Por FRANCES D’EMILIO, GROSSETO, Agencia AP

Dominica Cemortan, de 26 años, admitió la relación sólo después de que el juez le advirtió que podía ser acusada penalmente si no respondía la pregunta.

El ex capitán del navío, Francesco Schettino, es el único acusado del juicio que se realiza en el poblado toscano de Grosseto. Está acusado de homicidio en segundo grado por la muerte de 32 personas en el naufragio, de causar el naufragio la noche del 13 de enero de 2013, y de abandonar el barco cuando muchos pasajeros y tripulantes seguían a bordo. Podría ser condenado a hasta 20 años de cárcel si se le declara culpable.

Previamente el maestre del barco d’Antonello Tievoli testificó que 10 días antes del naufragio, le pidió a Schettino un favor: ¿si podía navegar cerca de la isla de Giglio durante el crucero por el Mediterráneo?, porque la familia del tripulante vivía ahí.

Las cabezas de la audiencia giraron cuando Cemortan entró vestida con una ceñida blusa negra, falda y tacones altos. Fue interrogada tanto por los fiscales como por abogados de los sobrevivientes que tienen demandas civiles vinculadas al juicio por homicidio.

En testimonio rendido con ayuda de un traductor, Cemortan dijo que había trabajado en el Concordia por tres semanas en diciembre de 2011. Luego reabordó el navío en enero de 2012 como pasajera sin pagar boleto por varias horas antes de que el navío encallara.

«Cuando eres amante de alguien, nadie te pide explicaciones» por no traer boleto, dijo ante la corte.

Algunos miembros de la audiencia jadearon ante la descarada declaración. Cemortan insistió en que su comentario fue una broma, pero el juez consideró la declaración parte del registro del juicio.

Mientras Cemortan testificaba, Schettino, quien es casado, estaba sentado en la mesa de la defensa haciendo varios clásicos gestos italianos con la mano que indican incredulidad.

Cemortan se negó varias veces a responder si ella estaba o había estado involucrada sentimentalmente con Schettino, pero cedió cuando el juez Giovanni Puliatti le advirtió que se arriesgaba a encarar cargos criminales.