Chukwuemeka Odumegwu Ojukwu, hijo de un millonario y que gobernó la república separatista de Biafra durante la guerra civil de Nigeria que dejo un millón de muertos, falleció el sábado en un hospital de Londres debido a una prolongada enfermedad que siguió a un derrame. Tenía 78 años.
Con la guerra de Biafra, se recibieron en occidente las primeras imágenes de televisión de niños africanos esqueléticos que morían de hambre y que después se volvieron habituales en los diversos conflictos desde entonces en el continente.
Un posterior gobernante había dicho que la guerra terminaba «sin vencedores ni vencidos», aseveración que no se ha cumplido debido a que 40 años después las tensiones étnicas y religiosas persisten como una amenaza a la unidad de esta nación rica en petróleo.
Maja Umeh, portavoz del estado nigeriano de Anambra, confirmó el sábado el deceso de Ojukwu. El estado de Anambra, el centro de lo que solía ser la república separatista, aportaba ayuda financiera mientras Ojukwu estuvo hospitalizado en Londres.
El ascenso de Ojukwu coincidió con la caída de la primera república de Nigeria, creada en 1960 tras la independencia de Gran Bretaña. Nigeria era entonces una nación dividida entre una región norte predominantemente musulmana y una región sur cristiana.
En una asonada golpista encabezada por oficiales del ejército del grupo étnico igbo en 1966, fueron asesinados a tiros el primer ministro Abubakar Tafawa Balewa, quien procedía del norte, así como el primer ministro del Norte de Nigeria, Ahmadu Bello.
El golpe de estado fracasó, pero el país quedó bajo el control de los militares. Los norteños, furiosos por la muerte de sus líderes, atacaron a los igbos que vivían en la región. Unas 10.000 personas murieron en los disturbios posteriores. Muchos igbos huyeron y regresaron al sureste de Nigeria, su región tradicional.
Ojukwu, entonces de 33 años, se desempeñó como gobernador militar para el sureste. Era hijo de un millonario que tenía el título de caballero, estudió historia en Oxford y asistió a la escuela de oficiales militares en Gran Bretaña.
En 1967, Ojukwu declaró a la región como la República de Biafra, que incluyó parte del Delta del Niger rico en petróleo. La nueva república adoptó el nombre de una bahía en el sur, frente al océano Atlántico, y su bandera fue un sol naciente amarillo en medio de tres franjas de color negro, verde y rojo.
Sin embargo, en lugar de suscitar orgullo panafricano, el anuncio devino en una feroz lucha que duró 31 meses entre la república separatista y Nigeria. Durante el gobierno del general Yakubu «Jack» Gowon, el país adopto el lema «mantener a Nigeria unida es una tarea que debe efectuarse» y reclamó a la región como vital para la integridad nacional.
A pesar de diversas ofensivas de los efectivos de Biafra, las fuerzas nigerianas lograron someter a la región. En medio quedaron atrapados refugiados igbo que retrocedían a medida que caían las líneas del frente. Biafra dependía desde hacía mucho para sus suministros de alimentos de otras regiones de Nigeria.
Las imágenes que han perdurado en video y fotografías mostraban a niños de Biafra que morían de hambre, con los estómagos distendidos y brazos excesivamente adelgazados.
A pesar de los esfuerzos de grupos humanitarios, numerosas personas perecieron por la falta de alimentos debido a que ambos bandos utilizaron el hambre como arma.
Ojukwu y sus colaboradores escaparon en avión de Biafra el 11 de enero de 1970. Biafra se derrumbó poco después. Gowon mismo rompió el ciclo de la venganza en un discurso en el que dijo que no había «vencedores ni vencidos». Además perdonó a quienes habían participado en la rebelión.
Ojukwu vivió exiliado 13 años y regresó después de que le fuera concedido en 1982 un perdón incondicional.
Algunos sectores en la ex región separatista mantienen la esperanza de tener una voz propia, incluso su propio país a pesar de la pérdida enorme. Este fue el caso de Ojukwu.
«Biafra es siempre una alternativa», expresó Ojukwu a la prensa en 2006.