Muere ex presidente Boris Yeltsin


Visita. Foto de archivo del ex presidente ruso Boris Yeltsin (D), junto con el desaparecido lí­der palestino, Yasser Arafat.

El ex presidente de Rusia Boris Yeltsin murió el lunes a los 76 años, declaró a la AFP un portavoz del Kremlin. «El ex presidente Boris Yeltsin falleció hoy», declaró este vocero, que por el momento no pudo precisar las causas de su deceso.


Según fuentes médicas citadas por la agencia Interfax, su muerte se debió a un brusco paro cardí­aco.

Boris Yeltsin, que sufrí­a problemas cardí­acos, fue el primer presidente de Rusia después de la era soviética. Fue el predecesor del actual mandatario, Vladimir Putin, al cual habí­a designado como su delfí­n.

Boris Yeltsin pasará a la historia por haberse enfrentado a los tanques golpistas comunistas en agosto de 1991 y vencer la URSS, antes de imponer a Rusia los cambios más espectaculares desde la revolución de 1917.

Pero también quedará grabado en el recuerdo de los habitantes de Chechenia, la pequeña república caucásica con aspiraciones independentistas, sofocadas por el ejército ruso en diciembre de 1994 en una primera guerra que dejó entre 40.000 y 100.000 muertos.

Yeltsin nació en 1931 en una familia campesina de Butka, un pequeño pueblo a 1.500 km al este de Moscú, se licenció en ingenierí­a y empezó su carrera polí­tica a los 37 años como jefe de organización local del Partido Comunista soviético (PCUS).

El siempre se describió como un rebelde, pero uno de sus ex allegados lo describió como un hombre ávido de poder ante todo.

En 1981 fue nombrado miembro del Comité Central del PCUS. El número uno del régimen soviético, Mijail Gorbachov, se fijó en él y lo llamó a Moscú para hacerlo entrar, en 1986, en la oficina polí­tica del PCUS.

Sin embargo, Yeltsin no aguantó mucho tiempo los intentos desesperados del padre de la ’Perestroika’ de reformar con suavidad el sistema soviético que se derrumbaba y su relación con Gorbachov se deterioró.

Desposeí­do de su cargo de primer secretario del PC de Moscú, fue también despojado de sus cargos ministeriales a principios de 1988 y sufrió el primer infarto.

A partir de ese momento, Yeltsin dio rienda suelta a una oposición abierta al sistema que le valió la exclusión polí­tica hasta 1989.

Para levantarse hizo lo que ningún otro lí­der soviético se habí­a atrevido a hacer: buscó el apoyo del pueblo. Así­, este brillante orador consiguió ser elegido diputado por su región natal de Sverdlovsk y en junio de 1990 fue nombrado presidente del parlamente ruso.

Un mes después, abandonó con gran estrépito el Partido Comunista, en plena sesión de su 28º y último Congreso.

A partir de ese momento, su popularidad le valió la presidencia de la Federación Rusa, que ganó en la primera vuelta de las elecciones generales de junio de 1991 con un 57,38% de votos.

Sólo dos meses después, su gloria llegó a su culmen con el fallido golpe de Estado por parte de los comunistas contra Gorbachov.

Embriagado por la gloria, se consagró como el nuevo hombre fuerte de Moscú y proclamó en diciembre el fin de la Unión Soviética y del régimen comunista.

A partir de ese momento empezó una larga serie de reformas económicas liberales que transformaron de forma irreversible la sociedad rusa.

«Este fue su triunfo pero también su tragedia, ya que ganó en 18 meses una batalla contra el sistema soviético que tendrí­a que haberle llevado toda una vida, y no supo luego qué hacer con el poder», afirmó el editorialista Serguei Parjomenko.

Los años siguientes fueron turbios, con constantes rumores sobre sus problemas cardí­acos y exabruptos atribuidos a su pasión por el vodka.

Incluso usó la fuerza para doblegar a sus adversarios en 1993, cuando disolvió el parlamento instaurado en la ex URSS y envió a las tropas para someter a los diputados rebeldes. El saldo oficial fue de 150 muertos.

En 1995, Yeltsin sufrió dos nuevos infartos y tuvo que tomarse tres meses de descanso. Pero se presentó a las presidenciales de julio de 1996 y fue reelegido. Sin embargo, en noviembre de ese año fue sometido a un quí­ntuple ’by-pass’ coronario.

A partir de ahí­, su declive fí­sico e intelectual fue evidente. Entre marzo de 1998 y agosto de 1999 cambió cuatro veces de primer ministro, en busca de un hombre que le pudiese suceder en el Kremlin y que finalmente encontró en Vladimir Putin.

Sorprendió a los rusos presentando su dimisión el 31 de diciembre de 1999, aunque su mandato no terminó hasta el verano de 2000. Desde entonces llevó una vida discreta, alejado de la polí­tica.

«Papel vital»

El ex presidente ruso Boris Yeltsin, que murió el lunes a los 76 años, desempeñó «un papel vital» en la historia de Rusia, declaró el primer ministro británico, Tony Blair.

Yeltsin «fue un hombre notable, que comprendió la necesidad de la democracia y de reformas económicas», agregó Blair.

«Figura histórica»

La Casa Blanca lamentó este lunes la muerte del ex presidente ruso Boris Yeltsin, al que consideró una «figura histórica» y ofreció sus condolencias a la viuda.

«Fue una figura histórica durante un tiempo de grandes cambios y desafí­os para Rusia. Nuestras condolencias van a la señora Yeltsin, su familia y el pueblo de Rusia», dijo el portavoz de Seguridad Nacional Gordon Johndroe.