El subdirector de Transportes, Hugo Rodríguez, confirmó que el propietario de los transportes Cubanita falleció junto al resto de víctimas en el accidente ocurrido en la vuelta El Chilero, Barberena, Santa Rosa, la noche del viernes pasado.
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Para ampliar detalles ofrecerán una conferencia de prensa a partir de las 16 horas hoy, aseguró vía telefónica.
Drama humano
Sentado en una silla de ruedas, Leavin Rocael Villanueva, de 28 años, habla con su esposa, quien cariñosamente le acaricia la cabeza. Muestra la herida recién suturada en el lado izquierdo del cráneo. í‰l es uno de los sobrevivientes del busazo ocurrido en la vuelta El Chilero, que acabó con la vida de 54 personas. Ahora espera el momento en que los médicos del Hospital Roosevelt le den de alta, para poder reunirse con sus tres hijos.
Su historia es un relato desgarrador de terror, cuando junto con sus compañeros de trabajo abordaron el bus de la empresa «La Cubanita», el cual quedó completamente destruido luego de caer a un barranco de 35 metros.
«Salimos de trabajar y nos dirigimos a la parada de buses, fue cuando vimos que el bus estaba saliendo y pensé que no nos iba a dar tiempo de alcanzarlo. Uno de mis compañeros chifló, y dijo que corriéramos, porque posiblemente era el último» narra el sobreviviente, mientras con una mano se tapa la boca, la cual también muestra una herida reciente, suturada con varios puntos.
«Logramos alcanzar el bus y nos subimos, el ayudante nos dijo que nos corriéramos al fondo, y uno de mis compañeros todavía logró sentarse. Luego vi que empezaban a subir más pasajeros, y el ayudante les insistía a todos que se corrieran para que entraran más, el bus estaba hasta el tope», recuerda Leavin, mientras se aferra fuertemente de la mano de su cónyuge.
Luego continúa su relato. «Cuando íbamos en la carretera, yo me di cuenta que el bus iba a excesiva velocidad, entonces cuando llegamos a una vuelta conocida como «La Cuchilla», sentí que el bus se hizo de lado, y al chofer cómo le costó mantener el control, entonces fue cuando gritó «Â¡bueno, señores, nos quedamos sin frenos; agárrense, voy a intentar frenar con el motor!».
Leavin luego detalla cómo escuchó los gritos de la gente, sintió un gran golpe y luego todo se volvió oscuro. Cuando despertó, pudo ver cómo los bomberos lo sacaban en una camilla, sentía un líquido caliente recorrerle la parte izquierda de la cabeza y luego se desmayó.
«Al final de cuentas, yo no quiero echarle la culpa de esto a nadie, pero dígame una cosa: ¿por qué ponen a un muchacho con licencia tipo C a manejar un bus?, ¿por qué siempre tienen que sobrecargar los buses, y por qué nunca le revisan los frenos a las camionetas?» pregunta el sobreviviente mientras poco a poco se le quiebra la voz.
Otro caso increíble de supervivencia es el de la familia de Daniel y Gustavo Cifuentes, padre e hijo, quienes viajaban con el resto de su familia, la madre, el hijo menor de 6 años y dos primos de edades de 7 y 11 años. Todos sobrevivieron. Daniel, quien será dado de alta hoy, dice que no recuerda mucho del accidente.
«Yo sólo recuerdo que íbamos en el bus a la misa de nueve días de mi bisabuelo, en Santa Catarina Mita, cuando de repente todo se oscureció. Luego desperté aquí en el hospital, y me dio la angustia de saber que le había pasado a mi familia. Vi que mi papá estaba a la par mía, inconsciente».
Daniel pasó mucho tiempo preocupado por su familia, hasta que uno de los médicos del hospital le indicó que todos habían sobrevivido y que no se preocupara.