Muchos retos y una prioridad


Al abordar los retos que tiene el nuevo gobierno la lista puede ser demasiado larga como producto de los enormes rezagos que tiene la sociedad guatemalteca y que se reflejan en el deterioro de la cuestión social, en la inequidad existente y, sobre todo, la ausencia de desarrollo humano que reporta anualmente cada uno de los informes del PNUD. Sin embargo, siendo que la Constitución de la República, con toda la lógica del caso, establece como obligación fundamental del Estado de Guatemala la de garantizar la vida de los habitantes del paí­s, obviamente la prioridad indiscutible es la seguridad ciudadana, tarea en la que ya se principian a ver agujeros tremendos que obligan al nuevo Presidente a señalar que la ola de crí­menes es una reacción de grupos de poder que se sienten desplazados.


Nadie podí­a imaginar que el cambio de gobierno tendrí­a como resultado mágico una disminución de los í­ndices de violencia y apenas el Presidente pudo creerse las estadí­sticas que le prepararon sus funcionarios con la intención no sólo de endulzarle el oí­do, sino de sacar pecho para ganar puntos en sus cargos. La violencia es un mal enquistado en nuestra sociedad como resultado de complejos factores que no pueden desaparecer de la noche a la mañana ni, mucho menos, como resultado de un cambio de mando en el paí­s. Mientras haya impunidad, para empezar, no habrá disminución real de la violencia porque no existe ningún disuasivo. Pero a ello hay que sumar factores como el resabio de la violencia polí­tica del conflicto armado que se transformó en ejercicio de crimen organizado porque los que libraron la guerra no sabí­an hacer otra cosa que tirar del gatillo y es lo que siguen haciendo, con fines distintos.

La crisis social, que se traduce en desintegración familiar y pobreza, también es un factor a tomar en cuenta, sobre todo en la proliferación de las pandillas juveniles que son otra expresión del crimen. Obviamente en Guatemala el menor número de delitos es producto de la pobreza porque si algo tenemos que reconocer es que nuestra gente tiene una enorme dignidad en medio de sus necesidades, pero también cuenta el hecho de que hay una tremenda necesidad entre muchos guatemaltecos y que la cultura de violencia que caracteriza a la sociedad exacerba la tendencia al crimen.

Todos los otros retos son importantes pero de nada sirve trabajar en ello si no le podemos garantizar la vida a los habitantes del paí­s. Para gozar de otros beneficios, lo primero es estar vivos y esa condición se vuelve muy incierta en la realidad nacional de hoy. Por ello es que aunque sean muchos los retos y desafí­os del gobierno, el único que ahora cuenta es el relacionado con la seguridad, tarea que por su inmensidad ha sido, es y posiblemente seguirá siendo la gran asignatura pendiente.