MR. BUSH, PIDE SE PERDONE A SADDAN HUSSEIN


Hay quienes piensan que la pena de muerte debe de aplicarse como un medio disuasivo, para que los malhechores, al contemplar un ahorcamiento, se den cuenta de lo que podrí­a pasarles si es que persisten en sus fechorí­as y entonces se abstengan de cometerlos. Pero la pena de muerte no logra ese cometido.

Dr. Carlos Pérez Avendaño

Otros creen que la pena de muerte es más que todo un castigo para el malhechor, a quien hay que hacerle algo que le duela mucho ya que él provocó tanto dolor.

Ese máximo castigo es una buena forma de vengarse y provocar que la sociedad quede así­ satisfecha. ¿Será esa una buena justificación para la pena de muerte?

Creo que la pena de muerte deberá aplicarse en paí­ses como el nuestro donde el sistema carcelario es deficiente y muchos prisioneros logran fugarse. Es así­ que un abusador sexual y asesino de niños, cuya libertad constituye una grave amenaza para la sociedad, es mejor hacerlo desaparecer.

Disuasión, venganza, protección a la sociedad? ¿cuál de ellas es aplicable al caso de Saddan Hussein? Y me pregunto si para los jueces que lo condenaron existe alguna otra razón que de verdad justifique su ahorcamiento.

Yo, arrogándome derechos, creo que se trata de una venganza con rasgos polí­ticos y que, por lo tanto, no procede. Es más, si acaso persisten en ello, y lo ajustician, será otro muerto que acreditarán a la cuenta de Mr. Bush. A propósito, ¿cuántos lleva?

Me pregunto cómo reaccionarí­an los iraquí­es a la hora que lograran capturar al presidente Bush. Me imagino que tratarí­an de vengarse y contemplar una larga agoní­a. Creo que lo colocarí­an en un cepo, de esos que inmovilizan pies y manos impidiéndole espantarse las moscas que depositarí­an sus huevos en los ojos y las fosas nasales, y, al estilo de lo que hacen los gringos en Guantánamo le conectarí­an sonda para darle de comer y beber, impidiéndole morir y prolongando el castigador sufrimiento.

Todas esas elucubraciones sobre la forma aberrante como se está comportando la colectividad humana me llevan a hacerle a Mr. Bush una alienada proposición: «Sr. presidente Bush, intervenga usted en pro de la vida de Saddan Hussein. Precisamente, ayer 26 diciembre 06, se publicó que el número de soldados gringos muertos en Irak habí­a llegado a 2,973 igual a los muertos en las torres el 11 de septiembre. Que ese número mágico le haga reaccionar y, con que profunda interioridad, medite y platique usted con su Dios, y decida no provocar, en Irak, una sola muerte más. Demuestre su arrepentimiento, acelere el retiro de sus tropas y haga un llamamiento a las autoridades iraquí­es para que no ajusticien a Hussein».

«Será esa una significativa contribución suya para que no solamente sea usted y su familia sino también muchí­simos seres humanos más los que tendrán un Año Nuevo feliz».