Movimientos sociales (I)


Carlos-Caceres-Ruiz

En el análisis de los movimientos sociales es necesario referirse a lo que diversos investigadores ubican como nuevos sujetos sociales. El marxismo señala: los principales sujetos sociales de un proceso, histórico “… se constituyen en el nivel de la estructura socioeconómica, en torno a las relaciones sociales de producción”. La afirmación conduce a plantear el problema sobre la forma en que actúan los movimientos sociales. Esto quiere decir, examinar la realidad así­ como los actos de conciencia, porque las acciones de los sujetos sociales se analizan a partir de los propios sujetos.

Carlos Cáceres R.
ccaceresr@prodigy.net.mx

 


También puede estudiarse a los sujetos sociales a través del concepto de cultura e implicarí­a considerar un “conjunto amplio de representaciones simbólicas, de valores, actitudes, opiniones  y, junto a ellos, los procesos sociales en su producción, circulación y consumo…” Un sujeto social puede constituirse a partir de las situaciones reales en el plano de la cultura.
   
Los sujetos sociales serán examinados en su proceso de constitución -señala Zemelman-. Esto significa anular la explicación del sujeto a través del movimiento y como actor “…para dar cuenta del proceso de transformaciones múltiples en el que un colectivo puede devenir en sujeto social”.
   
Los sujetos sociales no están constituidos por la suma de las partes. La multitud tiene una conducta como ente colectivo o grupo de “contacto directo”. Destacar este hecho es importante porque, en el caso de los movimientos sociales, la multitud no se mueve espontáneamente. Aunque existan ejemplos sobre el carácter espontáneo de la acción colectiva, deben ubicarse diversas formas de liderazgo. En el caso de los movimientos sociales -en especial los que surgen por el factor económico-, no es posible desvincularlos de una acción dirigente. Es el ejemplo del movimiento social Foro Nuevo, de la ex República Democrática Alemana (RDA), que surgió, como muchos otros, por las limitaciones de anteriores imposiciones, propias del socialismo real.
   
Los movimientos sociales logran definir al enemigo para lograr transformaciones con relación a  los objetivos propuestos. Debe destacarse lo expuesto por Alain Touraine: “Sólo debemos considerar como movimientos sociales las acciones colectivas fuertemente organizadas, con fines explí­citos, con una base definida,  y un  adversario que sea un grupo social claramente circunscrito”.
   
El proceso ideológico -aspecto básico de los movimientos sociales- no actúa en forma independiente con relación a las condiciones de vida de la sociedad. Asimismo, en una sociedad dividida en clases, no puede haber ideologí­a al margen de ellas. El campo de la ideologí­a es aquel donde las clases dominadas encuentran los medios para reaccionar. La ideologí­a es un arma de la lucha de clases -los movimientos sociales son parte de la lucha de  clases-, enraizada en la base económica, pero se expresa en la superestructura. La ideologí­a promueve la cohesión de los seres humanos.
   
También es necesario insistir en el hecho de que toda acción social, tiene como respuesta una reacción. Esta adopta múltiples formas (socialismo con democracia, revisionismo, anticomunismo, represión, etcétera). Indicar esta situación significa que los movimientos sociales anulan el apuntalamiento de las viejas ideas.
   
En los nuevos sujetos sociales existe especial preocupación por elaborar sus identidades colectivas. Esto llevarí­a a hablar de un sujeto colectivo; sin embargo, “…un trazo común es el hecho de la noción de sujeto asociada a un proyecto, a partir de una realidad cuyos entornos no está plenamente dados y en cuyo devenir el propio analista proyecta sus perspectivas. Otro trazo común vinculado a éste es la idea de autonomí­a, como elaboración de la propia identidad de proyectos colectivos de transformación social a partir de las experiencias propias”.