Donde no hay casas, donde no hay carreteras, donde no hay terrenos deforestados por siembras, donde el suelo no tiene una capa de concreto, gran parte del agua de lluvia se consume y allí termina gran parte de los problemas. Observe cuánta agua corre sólo del techo de su casa, de su patio cementado, durante un aguacero y empiece hacer la cuenta cuánto sería de dos, de cuatro, de cien, de miles de casas, etc. que podría ser suficiente para arrasar una ciudad.
Apenas comenzamos el invierno y ya hubo algunos problemas en Palín, y para desconsuelo de todos los que viven en la parte Sur de la ciudad capital, esto no será ni la sombra de lo que sucederá en los próximos años, cuando el río Villalobos arrastre todas las viviendas que quedan en las cercanías de su cauce y que conforme la población vaya aumentando en el área de Mixco, se generarán grandes correntadas de agua que podría hasta arrasar Escuintla. Lo mismo sucederá en la Antigua Guatemala, cuando bajen las correntadas de Chimaltenango.
La solución a este problema no requiere miles de millones de quetzales, ni tampoco cientos, lo único que se requiere es que algún día no muy lejano elijamos a un presidente que tenga unos cuatro dedos de frente, que no necesite que le den palmaditas en el hombro y que se dé cuenta que lo que lo único que se debe de subsidiar agresivamente en Guatemala son los programas que controlen el aumento de la población y no querer pasar como el bondadoso con medidas ridículas que sólo estimulan el tener más niños.
Lo he dicho muchas veces, pero a veces es necesario decirlo muchas veces para que nos formemos un panorama real y de la desgracia que estamos viviendo. Guatemala no compite mundialmente en ninguna rama, pues por lo general somos apachados y humillados, pero lo que es en aumento poblacional, somos los únicos en el mundo que competimos con los países africanos y parece que le estamos quitando el primer lugar. Vea como en América, Europa, Asia y Oceanía todos tienen el orgullo de ir reduciendo su aumento poblacional, aquí nos jactamos que subsidiamos a las madres para que tengan más hijos.
Ni aunque hagamos las cosas con los pies, nunca llegaremos a ser campeones de balompié.