Moriremos con hambre y ahogados


Donde no hay casas, donde no hay carreteras, donde no hay terrenos deforestados por siembras, donde el suelo no tiene una capa de concreto, gran parte del agua de lluvia se consume y allí­ termina gran parte de los problemas. Observe cuánta agua corre sólo del techo de su casa, de su patio cementado, durante un aguacero y empiece hacer la cuenta cuánto serí­a de dos, de cuatro, de cien, de miles de casas, etc. que podrí­a ser suficiente para arrasar una ciudad.

Guillermo Castañeda Lee, Ced. R-19 No. 997, Teculután, Zacapa.

Apenas comenzamos el invierno y ya hubo algunos problemas en Palí­n, y para desconsuelo de todos los que viven en la parte Sur de la ciudad capital, esto no será ni la sombra de lo que sucederá en los próximos años, cuando el rí­o Villalobos arrastre todas las viviendas que quedan en las cercaní­as de su cauce y que conforme la población vaya aumentando en el área de Mixco, se generarán grandes correntadas de agua que podrí­a hasta arrasar Escuintla. Lo mismo sucederá en la Antigua Guatemala, cuando bajen las correntadas de Chimaltenango.

La solución a este problema no requiere miles de millones de quetzales, ni tampoco cientos, lo único que se requiere es que algún dí­a no muy lejano elijamos a un presidente que tenga unos cuatro dedos de frente, que no necesite que le den palmaditas en el hombro y que se dé cuenta que lo que lo único que se debe de subsidiar agresivamente en Guatemala son los programas que controlen el aumento de la población y no querer pasar como el bondadoso con medidas ridí­culas que sólo estimulan el tener más niños.

Lo he dicho muchas veces, pero a veces es necesario decirlo muchas veces para que nos formemos un panorama real y de la desgracia que estamos viviendo. Guatemala no compite mundialmente en ninguna rama, pues por lo general somos apachados y humillados, pero lo que es en aumento poblacional, somos los únicos en el mundo que competimos con los paí­ses africanos y parece que le estamos quitando el primer lugar. Vea como en América, Europa, Asia y Oceaní­a todos tienen el orgullo de ir reduciendo su aumento poblacional, aquí­ nos jactamos que subsidiamos a las madres para que tengan más hijos.

Ni aunque hagamos las cosas con los pies, nunca llegaremos a ser campeones de balompié.