Morales planea desmonte subsidios a carburantes


Evo Morales y ílvaro Garcí­a Linera, gobernantes bolivianos. FOTO LA HORA: AP Juan Karita

El presidente Evo Morales dijo que prepara un plan alternativo para eliminar los subsidios a los carburantes tras los disturbios que la semana pasada le obligaron a dar marcha atrás a la eliminación de tajo a las subvenciones que provocó un repentino y radical aumento de precios.


«Hay que acabar con la subvención, estamos viendo los mecanismos», dijo el martes en un desayuno con corresponsales. El mandatario comenzó consultas con los sindicatos que le respaldan y encomendó a la estatal petrolera a perfilar un plan.

«Todos los movimientos sociales (sindicatos) me han dicho que hay que acabar con la subvención, respaldan la medida pero reconocieron que no era oportuno porque el pueblo no estaba preparado», acotó.

Reconoció que las empresas petroleras «no pueden seguir trabajando a pérdida», porque «la única forma de incentivar la producción de lí­quidos es acabando con la subvención».

Tras cinco años sin incremento, el 26 de diciembre Morales elevó el precio de las gasolinas entre un 73% y 83%, decisión que disparó protestas en varias ciudades con la quema de oficinas sindicales afines al gobierno e instalaciones públicas en la vecina ciudad de El Alto, una de las más pobres.

Las violentas manifestaciones dejaron al menos 15 heridos y 20 detenidos.

El agua embotellada cuesta más que la gasolina en Bolivia.

La subvención a los combustibles que se elevó en la gestión de Morales, le costó al Estado en el año pasado 660 millones de dólares, de los cuales 150 millones son por contrabando de gasolinas a paí­ses vecinos, según cifras oficiales.

Morales reconoció que las petroleras solo cobran 10 dólares por barril de petróleo cuando el precio internacional bordea los 92 dólares. Las compañí­as prefieren producir gas natural para exportar a Brasil y Argentina.

El efecto ha sido una caí­da sostenida de la producción de combustibles lí­quidos. Bolivia debe importar una parte para cubrir su consumo interno de gasolina y diesel.

Si no se hace una «nivelación de precios» la subvención llegará a los 1.000 millones de dólares en los siguientes años, dijo Morales.

Reconoció que no le dio importancia a ese «cáncer» cuando asumió el gobierno en enero de 2006. Tampoco era oportuno un «gasolinazo» tras la nacionalización de los hidrocarburos que decretó en mayo de ese año.

Entre el 2007 y el 2010 su gobierno afrontó elecciones y una dura oposición de gobernadores opositores que buscaron su caí­da y consideró que tampoco era el momento oportuno.

El martes admitió que dio marcha atrás en el duro ajuste no por mantener su popularidad sino porque concluyó que la gente no estaba preparada para soportar al alza.

La nacionalización de los hidrocarburos mejoró los ingresos para el Estado pero la promesa era también mejorar la producción de hidrocarburos e industrializar los carburantes, pero no prosperó debido a la falta de inversiones.