El presidente Evo Morales dijo que su plan para erradicar la coca excedente no se detendrá, tras el asesinato de cuatro brigadistas por parte de cocaleros armados en una región del norte de Bolivia.
«En ocho años de gobierno no hemos visto ni campesinos ni cocaleros muertos, siempre primó el diálogo, pero la erradicación de coca va a continuar», aseguró el martes en rueda de prensa en la sureña ciudad de Tarija.
Un policía, dos militares y un médico de una brigada erradicadora de coca fueron muertos a tiros el sábado por cocaleros que los emboscaron en la comunidad rural de Apolo, a 190 kilómetros al noroeste de La Paz, según informes oficiales.
La brigada estaba desarmada. El ministro de Gobierno Carlos Romero dijo que el ataque fue premeditado y planificado posiblemente con asesoramiento de narcotraficantes peruanos. Apolo es una de las rutas de la cocaína peruana hacia Brasil.
Los cocaleros han dicho que previamente habían sido reprimidos con gases lacrimógenos por policías por rechazar la erradicación. En Apolo se resisten a erradicar a pesar de que no es la región cocalera más importante.
Morales saltó a la política como líder del más poderoso sindicato cocalero y por años resistió la erradicación forzada alentada por Estados Unidos con el saldo de más de un centenar de muertos.
Ya en el gobierno los cocales se dispararon de 25.400 hectáreas en 2005 a 31.000 en 2010, pero en acuerdo con los sindicatos. Sin ayuda de Washington el gobierno pudo reducir a 25.300 las hectáreas cultivadas con coca, según el informe de este año de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito.
Su plan pacífico y concertado fue elogiado por la ONU y consistió en delimitar áreas legales y registrar a los productores. Los que quedaron al margen resisten la erradicación pero hasta el sábado no había cocaleros, policías y militares muertos.
La expansión de cocales y el creciente consumo de cocaína en Brasil alentó el narcotráfico en Bolivia, según estudios independientes. El gobierno atribuye el aumento a procesos mejorados en la obtención de la droga por mafias colombianas y a una mayor circulación de droga peruana.
Bolivia debe tener 20.000 hectáreas de coca para usos tradicionales. Un estudio del gobierno, cuyo resultado está demorado cuatro años, debe definir si esa cantidad es real.
La erradicación ha nivelado el precio de la coca en un equivalente a 150 dólares por una carga de 50 libras y es una tentación para muchos agricultores pobres, dijo a The Associated Press el ex viceministro de Coca, Dionicio Núñez.
No se puede controlar la coca ilegal que es la que se desvía al narcotráfico, según Núñez.
Pero también muchos cocaleros han pasado a elaborar cocaína para mejorar sus ganancias. Se han descubierto fábricas artesanales de drogas en remotos parajes del altiplano donde no se produce coca. La refinación y exportación de la droga está controlada por mafias de bolivianos, peruanos, colombianos y brasileños. La violencia asociada al narcotráfico también ha ido en aumento.