Moralejas del 4 de octubre, la Fábula del Estado


Gracias al Estado me di cuenta que estaba confundido, que había aprendido varios conceptos de forma errónea y creía que significaban cosas distintas, pero desde el jueves por la tarde, tras los acontecimientos en Totonicapán, todo se tornó más claro.

Juan Pablo Barillas
Cédula A-1 1274314


Ahora ya sé que tengo derecho a la libre locomoción por encima de cualquier cosa, sin importar si hay vidas humanas de por medio, por eso comprendí que tengo el derecho de arrollar a cualquier policía municipal que ose a desviar u  obstruir mi camino, aunque sea momentáneamente, o sin importar si hubo anuncio previo de que las calles iban a estar cerradas. Lo mejor de todo es que no sólo voy a estar haciendo cumplir mi derecho, sino que voy a estar haciendo que éste no se violente para los demás guatemaltecos, y me tendrán que alabar como un cumplidor de la ley, defensor del Estado de Derecho.
Pero no fue esta la única lección, en realidad esta matanza me vino como anillo al dedo, estoy por montar una empresa y aún no había incluido dentro del presupuesto inicial la compra de fusiles, seguro será una inversión fuerte, pero comparado con las ventajas que ésta trae, es una inversión que vale la pena. La empresa de la que les hablo se dedicará a hacer instalaciones eléctricas, el primer trabajo que realizaremos será cambiar las lámparas del condominio en el que actualmente resido, al principio pensé que tenía que buscar a personas que supieran de este oficio, pensé que tenía que comprar materiales de calidad, ofrecer garantía sobre el producto y dar un precio competitivo, pero como les repito estaba equivocado, la estrategia más efectiva me la enseñó el Ejército este jueves, los fusiles son la mejor forma de hacer que las personas no protesten por mis servicios aunque éstos sean de baja calidad y que encima de todo paguen el precio que a mí se me antoje, lo cual, por supuesto, aumentará mis utilidades de una forma que no esperaba.
Por último, de la cátedra que dio el gobierno este jueves, obtuve un conocimiento muy valioso. Les cuento que recientemente fui elegido como presidente de la junta de vecinos de ese mismo condominio del que les hablaba. La primera acción que pensé que debía realizar eran unos cambios a nuestro reglamento interno, que fue creado en 1985 y no ha tenido modificaciones desde entonces. Al principio pensé que iba a ser una ardua labor, ya que había unos cuantos vecinos que no estaban de acuerdo y muchos otros que ni siquiera estaban enterados. Pensé, tendré que dar a conocer los cambios de forma clara a todos los vecinos, y con aquellos que no estén de acuerdo tendré que negociar, primero escucharé cuáles son sus razones, las valoraré y expondré las mías, para que de esa manera podamos llegar a un común acuerdo de qué es lo que queremos reformar. Pero de nuevo me di cuenta lo equivocado que estaba, comprendí que la solución más adecuada era dotar a los guardias de seguridad del condominio con fusiles, mandé a comprar de esos tipo Galil, de los mismos que utilizó el Ejército el jueves. De esa manera seré capaz de ignorar a quienes no estén de acuerdo y si alguno decide manifestar su descontento, ya di órdenes para que se dispare en contra de ellos sin ningún recato, para imponer la paz y defender la democracia.

Afortunadamente aprendí estas lecciones a tiempo, gracias a todos los que validaron las actuaciones del Estado esta semana, que seguro me van a apoyar en todas estas medidas que he decidido tomar, ya que estoy utilizando su mismo análisis. Si guardara el concepto de respeto a la vida, el concepto de justicia o de democracia participativa que tenía antes hubiera podido haber sido tachado de “revoltoso”, “subversivo”, “indio” o dios me libre,  “de izquierda”. Definitivamente no quiero ser parte de esos que hacen que el país siga siendo una “olla de cangrejos” que no nos permite avanzar libremente, por encima de las personas, a los que nos hacemos del poder por medio de la violencia y la explotación.