Monjes de un importante monasterio budista tibetano del norte de China desafiaron hoy a las autoridades con una manifestación de protesta ante periodistas extranjeros, indicó una reportera del grupo.
El incidente, que tuvo lugar en el monasterio de Labrang, en la provincia de Gansu, es el segundo de ese tipo desde los disturbios del mes pasado en Tíbet y regiones con población tibatena.
Unos 15 monjes se acercaron a los periodistas llevando pancartas y expresando su apoyo al líder espiritual tibetano, el Dalai Lama, que vive exiliado en India, refirió Caroline Puel, una periodista del semanario francés Le Point, que presenció este incidente.
«Dijeron en chino: «Queremos más libertad, más derechos humanos y queremos ver al Dalai Lama» «, dijo Caroline Puel por teléfono.
Esta protesta duró unos diez minutos y terminó cuando funcionarios del gobierno que acompañaban al grupo pidieron a los periodistas que se fueran, agregó.
Puel no pudo indicar lo que decían las pancartas, porque estaban escritas en tibetano.
La agencia oficial China Nueva informó que «unos veinte monjes» habían «interrumpido» la visita organizada por el gobierno.
Puel señaló que los responsables gubernamentales que guiaban a los periodistas extranjeros parecieron «muy sorprendidos» por la situación.
El 27 de marzo, monjes del templo Jokhang en Lhasa interrumpieron una visita de periodistas organizada por las autoridades para demostrar que la calma había regresado a la capital tibetana.
En esa ocasión, los monjes también pidieron el regreso del Dalai Lama y dijeron que las versiones oficiales chinas de los disturbios en Tíbet eran «mentiras».
Los manifestaciones de Lhasa -motivadas por el 49 aniversario de la represión de un levantamiento antichino que forzó la partida del Dalai Lama- empezaron el 10 de marzo, y el 14 derivaron en violentos enfrentamientos que se extendieron a otras provincias chinas con población tibetana.
China acusa a los «agitadores», incitados por la «camarilla separatista» del Dalai Lama para arruinar los Juegos Olímpicos de Pekín, de haber matado a unas veinte personas en las protestas de Lhasa; los grupos tibetanos en el exilio afirman que la represión dejó en total cerca de 150 muertos.
El Dalai Lama se dijo dispuesto a abrir un diálogo con Pekín y afirma que sólo aspira a asegurar la libertad religiosa y cultural de los tibetanos. Esos pedidos tuvieron eco en la comunidad internacional, y las protestas de solidaridad con Tíbet están perturbando seriamente el relevo mundial de la antorcha olímpica.
Pero el gobierno comunista chino se niega tajantemente a flexibilizar su postura ante el Premio Nobel de la Paz y respondió a los disturbios con un dispositivo de seguridad masivo y la prohibición de ingreso de periodistas extranjeros a las regiones afectadas.
La periodista Caroline Puel refirió que los monjes de Labrang le dijeron que siete de ellos fueron arrestados después de las manifestaciones de marzo.