Guatemala vive hoy un momento decisivo en su historia, porque está visto que los diputados han decidido jugarse con cinismo frente a la sociedad, eligiendo a los magistrados que tienen el encargo de velar por los intereses de poderes ocultos que han cooptado el sistema. El cinismo de los políticos no tiene más límite que el que les impone la sociedad y en el caso nuestro la notable indiferencia de la gente les ha dado alas suficientes para desafiar a medio mundo elaborando listas pactadas entre el oficialismo en su parte más tenebrosa y los partidos comprometidos con la impunidad, para impedir el proceso de cambio.
Todo se fraguó y empezó con las Comisiones de Postulación que, como dijo uno de sus miembros, pueden decir: «Misión cumplida» porque incluyeron en las listas a los personajes oscuros cuya elección es hoy causa de enorme preocupación. Sin que se pueda encontrar en el acta quién votó por quién, las comisiones integraron sus listas sabiendo que la clave estaba en incluir suficientes nombres comprometidos con la impunidad como para que la sociedad se confiara por la presencia de uno que otro abogado honorable.
Y ahora el papelón le corresponde al Congreso que, a nuestro juicio, actuará con el cinismo correspondiente rechazando las objeciones de la sociedad y no digamos las de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala, no obstante el elogio que de ella hizo Colom en la Asamblea General de la ONU, pero será precisamente el voto de la UNE, ordenado por la hermana de la Primera Dama, el que decida el curso de los acontecimientos, contando con el decisivo apoyo de la Gana, de los Unionistas, el FRG y la UCN, por lo menos. La decencia se la pasarán por el arco del triunfo y apostarán a que tras un fuerte chaparrón de unos días, todo quedará en el olvido como siempre ocurre en Guatemala.
La apuesta de las bancadas que votarán por las planillas manchadas es clara. El pueblo todo lo aguanta y en pocos días nadie se acordará de esta elección.
Sin embargo, están jugando con fuego, porque el tema es muy sensible y somos muchos los sectores que entendemos lo que está en juego. La indiferencia de los líderes políticos, sumada a la complicidad de otros, hará que surja un movimiento cívico, ajeno al partidismo electorero, que apunte a refundar un sistema que no funciona. Un sistema que, según se ve, no puede librarse del control de los grupos paralelos, de los poderes clandestinos que enquistados en todas las esferas de la vida ciudadana, han mancillado el sistema y se retuercen en estos momentos en el espasmo de sus últimos estertores.