Modestos aportes


Nuestro entorno a pesar de sus bellezas naturales, la grandeza del pasado histórico-cultural, la maravillosa disposición de colaborar de muchas personas y el esfuerzo tesonero y emprendedor de innumerables y anónimos luchadores; nuestro entorno debe cambiar. Necesitamos como conglomerado, como sociedad, ofrecer oportunidades reales de desarrollo para una amplia mayorí­a de nuestra población. Necesitamos salvaguardar nuestros recursos, pero también saberlos aprovechar. Necesitamos que la justicia no sea más que las ocho letras que la conforman. Requerimos paz y el cese de esta galopante violencia que, aunque vivamos en áreas salvaguardadas, con protección privada que pagamos el doble, lamentablemente, de seguir tal cual, tarde o temprano nos golpeará.

Walter del Cid

Necesitamos cambiar nuestro entorno en cuanto a las miserias que también nos rodean. El momento electoral que ahora se vive, en las poblaciones del interior del paí­s, sigue desenvolviéndose entre la curiosidad, el escepticismo y el deseo por escuchar algo que pueda ser novedosamente atractivo, llamativo y sugestivo de cambios. En nuestras comunidades en el interior, allá donde ahora llega la televisión por cable, con suerte la Internet, en cuanto al contacto fí­sico con otras personas, lo polí­tico deja su propio papel para convertirse en espectáculo. ¡Cómo hace falta una polí­tica de recreación!

Y en medio de eso, estamos contribuyendo a divulgar un «a, b, c del gobierno local», para auspiciar en aquellos electores que puedan y lo deseen, emprender un proceso de cambio en cuanto a la elección de las autoridades locales. Y digo estamos, pues en esta empresa se han involucrado algunos cooperantes internacionales que observan como nuestra población se debate en sus afanes de sobrevivencia, legí­timos y valederos, pero dejando la responsabilidad colectiva, nuestros motores de solidaridad y fraternidad, a un lado y apartándonos cada vez de una ciudadaní­a activa.

El modesto cuadro de aportes, como ya hemos mencionado en otras ocasiones en este valioso espacio, ha comprendido la discusión de la responsabilidad del emergente ?cada cuatro años se inventa a sí­ mismo? liderazgo polí­tico, que asume o dice asumir compromisos hacia un nuevo y prometedor futuro. Así­ pretendemos cambiar nuestro entorno en cuanto a los aspectos negativos que necesitamos sean superados para el beneficio real de las personas que, secularmente han estado al margen del desarrollo y con ello de lo básico en cuanto a educación y salud.

También nos estamos preparando para aportar nuestra experiencia en la transición de los gobiernos locales. Ahora, con más convicción que nunca, nos damos a la tarea de divulgar cuán importante es contar con autoridades locales visionarias, que en efecto contribuyan a emprender cambios sobre la base de la participación de los vecinos de sus municipios. A rendir cuentas claras. A administrar la municipalidad con visión de largo plazo. A hacerse cargo de las cada vez más complejas relaciones entre el poder económico y el poder polí­tico desenvuelto en lo local, en la jurisdicción municipal.

Es, quizás muy poco. Es modesto. Repito. Pero es un esfuerzo que pretende ser sistémico para que al cabo de un tiempo podamos afirmar que hemos propiciado cambios para mejorar nuestra sociedad, para generar condiciones democráticas de convivencia y entonces, quizás entonces, también podamos afirmar que hemos contribuido a que cese la impunidad, disminuya la violencia y haya, en realidad alimentos, trabajo, educación, salud, recreación y realización personal para las mayorí­as desposeí­das de nuestro paí­s.