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Katia, una joven bella y misteriosa, sedujo a varios opositores al gobierno ruso. ARCHIVO

En una maquinación digna de las mejores épocas del KGB, Katia, una joven bella y misteriosa, sedujo a varios opositores al gobierno ruso, filmando en secreto sus escarceos y luego difundió las imágenes en Internet, provocando el bochorno general y protestas de sus ví­ctimas.


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Los «seducidos» cayeron en una trampa que recuerda los métodos de los servicios secretos de la Unión Soviética durante la Guerra Frí­a, que buscaban chantajear a diplomáticos occidentales con el fin de sonsacarles información.

Está técnica ha sido adaptada a los tiempos modernos y utilizada contra los opositores al gobierno de Vladimir Putin, para avergonzarlos y disminuir su autoridad moral.

En un ví­deo colgado en Internet la semana pasada, tres figuras de la oposición rusa aparecí­an por separado con la joven Katia, en una serie de escenas í­ntimas filmadas sin que se dieran cuenta en el mismo apartamento de Moscú.

Dos de ellos, el satí­rico Viktor Chenderovich y el ex dirigente del movimiento de ultraderecha contra la inmigración ilegal, Alexander Belov, han confirmado que aparecen en el ví­deo.

«Hace diez años que comento las acciones del señor Putin y de su administración de gángsters», escribió Belov en su blog.

«Escucharon sin jamás negar nada, para finalmente responder con obscenidades ilegales», agregó Belov.

El tercer opositor, Eduard Limonov, jefe del Partido Nacional Bolchevique, no ha confirmado su supuesta presencia en el ví­deo.

El polí­tico y escritor escribió, sin embargo, en su blog que no veí­a «nada malo en que un opositor no pueda resistirse a las mujeres».

Las imágenes comprometedoras, acompañadas por una banda sonora y filmadas con la ayuda de varias cámaras, son la obra de «profesionales», señaló Kirill Kabanov, un ex agente del KGB que ahora se dedica a la lucha contra la corrupción.

«Hace falta observar a la persona, pinchar sus teléfonos para conocer su rutina y luego encargarse de que la ví­ctima no se entere de nada», afirmó al periódico ruso The New Times.

Pero, según Kabanov, es poco probable que los servicios especiales rusos (FSB, ex-KGB) estén implicados en ese asunto, que serí­a «más bien la obra de compañí­as de seguridad privadas que cuentan con el equipo técnico apropiado».

El escándalo de «Katiagate» comenzó en marzo con un ví­deo que mostraba a un hombre parecido a Mijail Fichman, el editor jefe de la edición rusa de Newsweek y bastante crí­tico del poder, aspirando un polvo blanco y sentado al lado de una atractiva morena.

El periodista no confirmó si era el hombre del ví­deo o no, pero denunció ser el blanco de una «operación especial» orquestada por las autoridades rusas.

Dos otros lí­deres de la oposición rusa han afirmado haber sido abordados de manera similar, por la misma mujer o en el mismo apartamento del ví­deo en el que supuestamente aparece Fichman.

Ilia Yashin, cofundador del movimiento de oposición Solidaridad, identificó a la joven como Ekaterina Guerassimova, una modelo con quien sostuvo una breve relación en 2008.

El hombre tuvo sospechas desde que la mujer lo invitó a su apartamento para darle una «sorpresa» con una compañera que también era modelo. Cuando Yashin le preguntó si serí­an filmados, las mujeres se lo negaron y le dijeron que se tranquilizara. Después de que le ofrecieron cocaí­na, abandonó el lugar.

Después de estos incidentes, los blogueros cercanos a la oposición lanzaron un llamado a todas las personas para obtener información sobre quién ordenó las operaciones. Pero no obtuvieron nada, y Katia desapareció desde entonces.