Reitero que no soy entusiasta del frágil sistema democrático que sigue ensayándose en el país, e insisto en afirmar que la mayoría de los ciudadanos votamos, pero no elegimos.
Sin embargo, el área en la que más nos aproximamos a la representación popular es en la elección de alcaldes y concejales, porque esos funcionarios, en términos generales, son más cercanos a sus electores y no están atados a compromisos de grandes financistas, excepto en municipios donde el narcotráfico se ha arraigado impunemente.
Aunque nací en el departamento de San Marcos, la mayor parte de mis años de adulto ha transcurrido en una colonia de Mixco. Aquí me tocó vivir con mi familia y nos sentimos verdaderos mixqueños, de manera que nos interesa sumamente todo lo que acontezca en el municipio, incluyendo la elección de su alcalde y concejales, por supuesto.
Durante el período de 2000 a 2004 sufrimos las consecuencias, como los demás vecinos de Mixco, del despilfarro, desorden, incapacidad y corrupción de tres alcaldes del FRG que se sucedieron en el mismo cuatrienio. A finales de 2003 los mixqueños optamos, entre una decena de candidatos, por el joven político Amílcar Rivera, quien encontró a la municipalidad en abandono y en la lipidia, al extremo de que no podía pagar salarios a los empleados durante los primeros meses, y enfrentó una deuda de Q33 millones con la Empresa Eléctrica, que amenazó con dejar a oscuras las calles del municipio y sin corriente los pozos de agua potable, si no se pagaba el débito.
Fueron múltiples las gestiones del alcalde Rivera en instituciones del Organismo Ejecutivo, bancadas de diputados y comisiones legislativas, con el propósito de encontrar caminos que lo condujeran a encarar los graves problemas de todas las comunidades de la jurisdicción de Mixco, especialmente las habitadas por familias de escasos recursos, que carecían de los servicios públicos más elementales, como escasez de agua, falta de asfalto en calles y avenidas, ausencia de drenajes.
No me propongo enumerar un inventario de lo que la administración del alcalde Rivera ejecutó o dejó de realizar, como tampoco voy a mencionar los proyectos que pretende proseguir o iniciar, aunque sí me llama la atención su objetivo de construir un edificio donde funcione un centro educativo de educación media de tres jornadas diarias y una de fin de semana, y concluir el plan de ampliación y mejoramiento de la dotación de agua potable a todos los vecinos.
Los otros candidatos también han elaborado su programa de gobierno municipal; pero si yo mi inclino y apuesto por Rivera (aunque no necesariamente por el partido que lo postula) es porque conozco su honestidad administrativa, su constancia y tolerancia, su esfuerzo para trabajar hasta los días domingos, y su experiencia al frente de la municipalidad de Mixco.
Al parecer, muchos mixqueños comparten mi punto de vista ?así como otros no coinciden conmigo?, y de ahí que según encuestas privadas, Amílcar Rivera cuenta con el 60 % de apoyo popular. Si el resultado de los sondeos son confiables, seguramente seguirá siendo alcalde de Mixco durante otros cuatro años más.
(Romualdo, alcalde de lejano municipio, increpa a su secretario:?Hoy es el cuarto día de esta semana que viene tarde ¿qué conclusión puede sacar de esto? El empleado replica: ?Que hoy es jueves).