Mixco y Amí­lcar Rivera


Reitero que no soy entusiasta del frágil sistema democrático que sigue ensayándose en el paí­s, e insisto en afirmar que la mayorí­a de los ciudadanos votamos, pero no elegimos.

Eduardo Villatoro

Sin embargo, el área en la que más nos aproximamos a la representación popular es en la elección de alcaldes y concejales, porque esos funcionarios, en términos generales, son más cercanos a sus electores y no están atados a compromisos de grandes financistas, excepto en municipios donde el narcotráfico se ha arraigado impunemente.

Aunque nací­ en el departamento de San Marcos, la mayor parte de mis años de adulto ha transcurrido en una colonia de Mixco. Aquí­ me tocó vivir con mi familia y nos sentimos verdaderos mixqueños, de manera que nos interesa sumamente todo lo que acontezca en el municipio, incluyendo la elección de su alcalde y concejales, por supuesto.

Durante el perí­odo de 2000 a 2004 sufrimos las consecuencias, como los demás vecinos de Mixco, del despilfarro, desorden, incapacidad y corrupción de tres alcaldes del FRG que se sucedieron en el mismo cuatrienio. A finales de 2003 los mixqueños optamos, entre una decena de candidatos, por el joven polí­tico Amí­lcar Rivera, quien encontró a la municipalidad en abandono y en la lipidia, al extremo de que no podí­a pagar salarios a los empleados durante los primeros meses, y enfrentó una deuda de Q33 millones con la Empresa Eléctrica, que amenazó con dejar a oscuras las calles del municipio y sin corriente los pozos de agua potable, si no se pagaba el débito.

Fueron múltiples las gestiones del alcalde Rivera en instituciones del Organismo Ejecutivo, bancadas de diputados y comisiones legislativas, con el propósito de encontrar caminos que lo condujeran a encarar los graves problemas de todas las comunidades de la jurisdicción de Mixco, especialmente las habitadas por familias de escasos recursos, que carecí­an de los servicios públicos más elementales, como escasez de agua, falta de asfalto en calles y avenidas, ausencia de drenajes.

No me propongo enumerar un inventario de lo que la administración del alcalde Rivera ejecutó o dejó de realizar, como tampoco voy a mencionar los proyectos que pretende proseguir o iniciar, aunque sí­ me llama la atención su objetivo de construir un edificio donde funcione un centro educativo de educación media de tres jornadas diarias y una de fin de semana, y concluir el plan de ampliación y mejoramiento de la dotación de agua potable a todos los vecinos.

Los otros candidatos también han elaborado su programa de gobierno municipal; pero si yo mi inclino y apuesto por Rivera (aunque no necesariamente por el partido que lo postula) es porque conozco su honestidad administrativa, su constancia y tolerancia, su esfuerzo para trabajar hasta los dí­as domingos, y su experiencia al frente de la municipalidad de Mixco.

Al parecer, muchos mixqueños comparten mi punto de vista ?así­ como otros no coinciden conmigo?, y de ahí­ que según encuestas privadas, Amí­lcar Rivera cuenta con el 60 % de apoyo popular. Si el resultado de los sondeos son confiables, seguramente seguirá siendo alcalde de Mixco durante otros cuatro años más.

(Romualdo, alcalde de lejano municipio, increpa a su secretario:?Hoy es el cuarto dí­a de esta semana que viene tarde ¿qué conclusión puede sacar de esto? El empleado replica: ?Que hoy es jueves).