Mitt Romney logró ayer una sólida victoria en las primarias de Nueva Hampshire que mejora su magro triunfo en las asambleas partidistas de Iowa y que lo afianza como el posible candidato presidencial del Partido Republicano que le disputará la Casa Blanca al mandatario Barack Obama.
«Esta noche hicimos historia», proclamó Romney ante los simpatizantes que lo vitoreaban y en seguida descargó un mordaz señalamiento contra Obama. «La clase media ha sido aplastada» en los tres últimos años, afirmó, «nuestra deuda es demasiado alta y nuestras oportunidades muy pocas».
Con estas declaraciones, Romney ignoró a los adversarios que lo han hostigado por semanas y evidenció que desea ser visto como el candidato del partido en ciernes cuando se han realizado sólo dos votaciones.
Sus adversarios vieron otro panorama, con la esperanza de que las primarias del 21 de enero en Carolina del Sur se constituyan en la oportunidad que buscan para detener al ex gobernador de Massachusetts.
No obstante, el orden de los aspirantes —Ron Paul en el segundo lugar, seguido de Jon Huntsman, Newt Gingrich y Rick Santorum— osciló entre los participantes y prolongó la desesperada competencia por surgir como el verdadero rival conservador de Romney.
Romney forjó su victoria pese al constante asedio de sus adversarios dispuestos a socavar su afirmación de que era el aspirante mejor ubicado para vencer a Obama y contribuir para reducir el desempleo en Estados Unidos, dolorosamente alto. Gingrich fue el primero cuando hace días dijo que Romney era un empresario insensible, en una expresión que los simpatizantes del principal aspirante dijeron que encajaba mejor con un adversario demócrata que con un republicano conservador.
Los resultados del 69% de los centros de votación en Nueva Hampshire le dieron a Romney el 38% de los sufragios, por encima de Paul —legislador por Texas— con el 24%, de Huntsman —ex gobernador de Utah— con el 17% y de Gingrich —ex presidente de la Cámara de Representantes federal— y de Santorum —ex senador de Pensilvania— con el 10% cada uno.
Romney es el primer republicano que gana las dos primeras votaciones en contiendas competitivas desde 1976. Con base en los resultados parciales, The Associated Press estimó que la participación electoral superaría el récord del 2008 en casi 4%.
El ex gobernador de Massachusetts ganó en Iowa por unos escasos ocho votos sobre Santorum, y consiguió allí apenas una cuarta parte de la votación.
Romney no sólo enfrentó a sus rivales sino también a unas altas expectativas mientras las boletas eran contadas, sobre todo debido a que sus adversarios habían virtualmente cedido a Nueva Hampshire y ponían ya la vista en las primarias de Carolina del Sur del 21 de enero como el lugar en que le frenarían su ascenso.
«Esta noche celebramos», dijo Romney a sus seguidores. «Mañana volvemos al trabajo».
Por lo pronto, los aspirantes y sus comités de acción política se lanzaron de inmediato a contratar enormes cantidades de tiempo en televisión para las primeras elecciones primarias del sur, a realizarse en poco más de una semana.
A diferencia de Iowa y Nueva Hampshire, donde el desempleo está muy por debajo de la media nacional, la falta de trabajo es mucho mayor en Carolina del Sur. Eso crea un ambiente político diferente en la contienda.
Detractores, a la defensiva
Las sucesivas victorias de Mitt Romney en Iowa y Nueva Hampshire obligarán a sus rivales, por la candidatura presidencial republicana, debilitados, pero no caídos, a tomar una decisión crucial: seguir atacando violentamente al hombre que muchos consideran ya el candidato o atemperar sus críticas y despedirse de cualquier esperanza que tengan de alcanzarlo.
«El presidente (Barack) Obama quiere someter a juicio a la libre empresa. En los últimos días, hemos visto a algunos republicanos desesperados plegarse a él», dijo Romney en su discurso victorioso el martes por la noche, al fustigar a sus rivales y actuar como si ya fuera el candidato. «Este es un error muy grande para nuestro partido y nuestra nación».
Tras su amplia victoria en la primaria de Nueva Hampshire, el ex gobernador de Massachusetts fue objeto de los ataques más duros hasta el momento en la contienda republicana. Aprovechando su trayectoria en la firma de capitales de riesgo Bain Capital, lo han acusado de lucrar despiadadamente con el cierre de decenas de empresas y el despido de miles de trabajadores en las décadas de 1980 y 1990.
Tales ataques llegan de júbilo a los partidarios de Obama, que se preparan para unas elecciones que girarán en torno al tema del empleo. Su plan desde el comienzo era atacar a Romney por su trayectoria en Bain y les complace ver que los republicanos se les han adelantado.
Sin embargo, el desarrollo de los acontecimientos provoca alarma a líderes republicanos de todas las tendencias que intuyen que Romney puede ganarle a Obama en noviembre si no sale demasiado golpeado de un proceso de nominación que ha encabezado desde el inicio.
Nueva Hampshire ha quedado atrás y la campaña se desplaza a Carolina del Sur, donde los enfrentamientos entre republicanos suelen ser brutales, incluso perversos. Allí la tasa de desempleo es mucho más alta que en Iowa y Nueva Hampshire, lo cual la convierte en terreno fértil para pintar a Romney como un millonario que vacía a las empresas y las descarta como cáscaras vacías.
«Nos acercamos rápidamente al momento en que los dirigentes republicanos anunciarán o ratificarán su apoyo al que marcha primero y reclamarán un debate en términos civilizados para enfocar las críticas en el presidente actual», dijo el asesor republicano Danny Díaz.
Un grupo que respalda al ex presidente de la Cámara de Representantes Newt Gingrich planea emitir avisos por televisión en el cual personas desesperadas dicen que perdieron sus empleos debido a la reestructuración de Bain cuando la dirigía Romney.
El gobernador texano Rick Perry dijo que las compañías como Bain son como buitres que arruinan la vida de la gente. Jon Huntsman, ex gobernador de Utah y tercero en Nueva Hampshire, fustigó a Romney por decir en una reunión el lunes: «Me gusta poder despedir a la gente que me provee de servicios».
Romney se refería a compañías de seguros médicos ineficientes, pero su inoportuna observación ayudó a retratarlo como un empresario que no vacila en eliminar empleos en aras del lucro y la eficiencia.