Misandria: Odio hacia los hombres


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Misandria es un neologismo del idioma español no recogido en el Diccionario de la lengua española de la Real Academia Española, Misandria es la forma dada en el idioma español al término misandry, creado en el idioma inglés mediante la combinación de dos vocablos del idioma griego: miseín (μισεǐν, ‘odio’) y andrós (άνδρός, ‘varón’). No debe confundirse este término con androfobia, ya que fobos en griego significa ‘fobia, miedo’, mientras que miseín significa ‘odio’.

Roberto Arias


A la misandria se le define como un problema cultural vinculado a las justas luchas de la mujer para alcanzar la igualdad de géneros, negada por milenios, dado el machismo reinante. La mujer misándrica lleva el feminismo a extremos de negar y excluir al hombre. Una feminista no odia a los varones, busca sí obtener sus derechos como todo ciudadano. La misándrica es una persona que odia y discrimina a otra por su sexo. De hecho redescubre un racismo de género, si bien no de raza o color de piel.
     Múltiples sociólogos y psicólogos afirman que la aversión al género masculino por parte de la mujer viene dada por experiencias negativas de esta con los hombres, extrapoladas a la generalidad del sexo. Bien sea por traumas de proporciones trágicas como agresiones sexuales o por desencuentros emocionales derivados en despecho –ese estado que parece hacer únicamente a las damas víctimas del mismo–, del rechazo de un macho, la contrariedad en una relación equívoca o el abuso de poder, pueden devenir en un rencor de la fémina que, cocinado en la meditación, finalmente se convertirá en odio acérrimo.
     Igualmente la influencia de madres y abuelas en el primer tramo educacional es determinante. Las hijas de matrimonios rotos a causa del abandono del padre o partícipes a través de la progenitora de las faltas morales de aquel –a menudo subjetivas– siembran la semilla del recelo en la niña, que en una etapa adulta no afrontará sus relaciones libre de prejuicios. Por otro lado, la evolución del movimiento feminista en los últimos tiempos, paralelo a la cada vez más extendida empatía y/o solidaridad femenina, han dado lugar a una mayor cohesión entre el género detectando al varón como enemigo, siendo este hecho el pegamento fundamental de los lazos amistosos o de asamblea y colaboración entre mujeres.
     Hay programas radiales en Guatemala, copias transculturizadas conducidas por personas no profesionales y que han denominado como “Autoayuda”, que han llamado la atención de mujeres jóvenes y adultas y han sido adaptadas por las jóvenes generaciones de mujeres que comienzan a ver a los hombres como peones destinados a satisfacer necesidades puntuales y, cada vez menos, como auténticos compañeros. Estos programas de radio y literatura concatenada han sido culpables del rompimiento de hogares y de relaciones con problemas normales que son exacerbados por estas “guías” empíricas que aconsejan considerando la versión de una sola parte del conflicto.
    
     La mayor parte de oyentes de esos programas son personas que tienen conflictos en su hogar, que no tienen un grado alto de escolaridad y que ponen su vida y la de su pareja en manos de personas que tampoco tienen un alto grado de escolaridad, pero que están tras un micrófono hablando desde su propio criterio sin bases confiables y, con un total desconocimiento espiritual.
    
     La ignorancia y estos programas de radio están haciendo un profundo daño a la sociedad guatemalteca desde su punto más álgido: El hogar.