En Butaca anterior, hice referencia al homenaje que se me tributó por la Asociación Nacional de Actores y Técnicos (ANAYT), a la cual me honro en pertenecer en calidad de asociado activo, y por mi trayectoria -como actor retirado y dramaturgo en activo- que se inició allá por 1933 en la Escuela “Jesús Obrero” del Templo de Santo Domingo, hoy Basílica Menor.
Al respecto de ello, mi gran amigo y colega periodista Eduardo Villatoro, en su columna “Palabras de papel” de este vespertino, dice: “esta vez he de resumir apropiadamente las ejecutorias de un amigo y compañero en las páginas de opinión de La Hora, a sabiendas que no es posible dar a conocer la abundancia literaria en su faceta de dramaturgo. Se trata del veterano autor de la columna Desde mi butaca, el modesto J. Antonio García, con quien solemos encontrarnos en las sedes de la APG y en el Instituto de Previsión del Periodista.
“Ocurre que a sus 91 años, Tonito fue objeto de un más que merecido homenaje en el Teatro de la Universidad Popular, la tarde/noche del pasado jueves de parte de la ANAYT a instancias del primer actor Manuel Lisando Chávez.”
Continúan otras apreciaciones alrededor de mi persona, que ha decir, porque lo expresado por Guayo no es de diente a labio, por lo que lo expreso en mi más *quinta esencia de agradecimiento* en el curso de este día, por tal motivo he recibido felicitaciones verbales directas, telefónicas, sinceros abrazos, de quienes se enteraron del homenaje por lo expresado en radiodifusoras, a todas a quienes presento igualmente mis agradecimientos.
Entre las felicitaciones recibidas está de la primera mano de mi colega Villatoro, que expresó: “¡Ya era hora de que algunos medios lo hayan dignificado y reconocieran su larga y fecunda trayectoria! Procuraré estar presente, si el Señor no dispone otra cosa. Un abrazo.”
El distinguido abogado Arnoldo Valdez García se expresa así: “Durante toda una vida aportando a nuestra sociedad con sus obras, sus escritos hasta con los hijos que ha formado. En verdad me complace mucho poder expresar la admiración que por personas como usted profeso, en esta sociedad ha habido personas honradas como usted y de intachable conducta, que entienden de la importancia de un buen nombre, privilegiando el deber antes de ser cualquier estereotipo requerido por esta sociedad, cada vez más decadente, pero por lo que realmente me tomé la libertad de escribir estas letras es para agradecer que en todo este tiempo haya sido íntegro y auténtico, adjetivo que bien ya ha sido ratificar el carácter y la fortaleza que le caracteriza y que como sólo los hombres de esa conformación ostentan. Gracias, Maestro, y felicidades por tan merecido homenaje.”
Haré esfuerzo, distinguido abogado, por hacer honor a esos atributos que usted gustosamente me atribuye.