El generalizado descontento y hasta la ira que ha desatado el escándalo en el Congreso de la República nos debe hacer reflexionar para ver un «poco más allá». Nos solemos quejar de las fallas de nuestros políticos y del precario andamiaje del sistema político y con él de las debilidades del Estado. He sostenido en el pasado y reitero ahora, que es la sociedad la que da forma al Estado y no a la inversa. Para que la sociedad pueda aplicar estas configuraciones requiere estar integrada por ciudadanos activos y responsables. De eso se trata al ver «más allá» en estos aciagos momentos.
En septiembre de 2005, aquella legislatura que conformaba el Congreso de la República, aprobó el Decreto Número 52-2005 que contiene la Ley Marco de los Acuerdos de Paz. En esta norma se crea el Consejo Nacional para el Cumplimiento de los Acuerdos de Paz, CNAP. Este consejo consultivo y deliberativo tiene entre otras funciones, la de velar por el cumplimiento de aquellos acuerdos suscritos entre la entonces insurgente Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca y el Gobierno Central.
El Acuerdo de Paz Firme y Duradera, que se firmara el 29 de diciembre de 1996 abrió un «momentum» peculiar para ahondar y perfeccionar la ruta humanística que proyectó nuestra actual Carta Magna, promulgada el 31 de mayo de 1985. Ahora, como ayer, 11 años más tarde, casi 12, se aspira a fomentar la noción y la acción de la ciudadanía guatemalteca.
Decía que nos solemos quejar que los partidos políticos se acuerdan de nosotros en tanto electores, únicamente cada cuatro años. Pero nosotros también nos solemos acomodar en pensar en nuestro futuro como colectivo, como sociedad promotora de cambios, cada cuatro años. Y es como la noria que da múltiples vueltas, pero en el mismo punto. Un punto recurrente, precisamente de cada cuatro años.
En la búsqueda de un cambio de actitudes, el martes pasado inició un ciclo de cinco foros. «Los martes de Ciudadanía». Bajo el auspicio de una de las hasta ahora cuatro comisiones permanentes del CNAP, la Comisión para la Reforma del Estado, se conversó y comentó sobre el Informe «Guatemala Paz y Democracia», de 1998. Este estudio fue el punto de partida para la aprobación de las reformas a la Ley Electoral y de Partidos Políticos. Es innegable que este cuerpo normativo es el vehículo por medio del cual se pueden encontrar los espacios para la realización de la ciudadanía o para limitarla.
Este martes, será ocasión para enterarnos de las especificidades alrededor del financiamiento estatal para los partidos políticos, así como los mecanismos de regulación, control y manejo probo de tales aportes. El próximo martes 12 de agosto, será motivo del foro ahondar sobre el acceso equitativo a los medios de comunicación y, cómo tal encuentra obstáculos en tanto estos (algunos medios) suelen actuar como empresas y no como garantes de la libre emisión del pensamiento.
Para el 19 de agosto, la temática girará sobre la representación partidaria, el sistema electoral, la documentación y el padrón electoral. Y, finalmente el 26 se espera aportar varias sugerencias en el camino hacia la democracia mediante la inclusión, participación y representación político-partidaria, con equidad de género y enfoque multicultural.
Luego será cuestión de unas pocas semanas más, para que estos y otros temas sean llevados a varias cabeceras departamentales para profundizar la noción de ciudadanía más allá de la capital, que nos permita contar con habitantes proclives a impulsar los cambios que la sociedad demanda. Será pues mediante una amplia participación y acción de la ciudadanía de manera permanente. Quizás así esa casi ambigua conjugación de palabras llamada sociedad civil, deje de ser manoseada por unos pocos en procura de sus intereses personales y la población se atreva a cambiar nuestro Estado a partir del cambio de actitud en nosotros mismos. Estos foros en agosto que, a 54 años nos recuerdan que en un 2, se produjo una patriótica gesta por jóvenes cadetes que se vieron así mismos como ciudadanos activos, garantes y victoriosos defensores de la soberanía nacional.