Exclamó una niña, quien tiraba de la mano de su madre. Al llegar se inclinaron hacia la vidriera y contemplaron a un hermoso pingüino que nadaba de lado salpicando agua a los visitantes, como demostrando sus habilidades a todo aquel que quisiera admirarle.
Estábamos en el Zoológico La Aurora, observando los pingüinos de Humboldt, una de las 12 especies tropicales, en una piscina de 25 mil galones de agua, que no supera los 24 grados centígrados, en un espacio de 240 metros cuadrados de construcción, con un área de anidación y sistemas de aire acondicionado Una gran atracción como lo son los 250 peces de 30 especies, que habitan en siete tanques, área inaugurada el año anterior y la granjita, en donde los niños pueden estar cerca de la vacas, los cerdos, las cabras y las gallinas. Y por supuesto el serpentario que será ampliado próximamente o los canguros, una especie rara para nosotros, pues nuestro país no es su hábitat natural. El Zoológico La Aurora fue inaugurado el 25 de diciembre de 1924, por el presidente José María Orellana y administrado por el gobierno. En 1963 ante el abandono en que se encontraba, fue entregado por Decreto Ley No. 93. a la Asociación Guatemalteca de Historia Natural. Entidad que cuidó de este y de sus especies hasta 1991 que sus autoridades buscaron patrocinio en el sector privado y lograron dar un importante paso al quitar las jaulas y ambientar los recintos para cada una de las especies, a la fecha se han realizado varias remodelaciones y jardinización que lo han convertido en un excelente jardín botánico y en uno de los más grandes pulmones de la ciudad de Guatemala. El parque que se divide en tres regiones: Africana, Asiática y Americana se ha expandido y ocupa en la actualidad 16 manzanas de terreno; lo mismo ha sucedido con su administración la que periódicamente programa cursos educativos orientados a la protección del medioambiente. “Nuestra idea no es solo que los visitantes vean a los animales, sino que toquen, huelan y vivan otra experiencia”, para que tengan una estadía agradable”, dice Kurt Duches veterinario del zoo Se han creado proyectos como cursos de vacaciones, a mediados y a finales de año, para niños de 5 a 13 años que los motivan a entrar en contacto con el mundo del zoológico y aprender a cuidar el ambiente realizando manualidades. Se pueden solicitar recorridos guiados por un educador quien explica las características biológicas, comportamiento, curiosidades y relata anécdotas de los animales; los paseos en noches de luna, los viernes de noviembre su voluntariado para estudiantes de biología y veterinaria y quienes quieran involucrarse en el cuidado de los animales del zoológico. Se cuenta con un teatro para presentaciones artísticas culturales, un área de celebraciones y una extensa biblioteca, donde se atienden consultas e investigaciones de temas relacionados con el ambiente, la fauna y la flora de martes a viernes de 9:00 a 16:00 horas sin costo extra. Un excelente lugar para conocer, aprender, distraerse y pasar un buen momento. Y tiene una tienda de recuerdos y cafeterías.