Más de dos millones de iraquíes huyeron de la violencia en Irak para instalarse en el extranjero, en particular en Siria y Jordania, donde el flujo creciente provoca tensiones.
Además de los dos millones de refugiados, hay 1,7 millones de desplazados al interior de Irak, estimó el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR), que en abril organizará una conferencia de donantes para ayudarles.
Cada mes, unos 50.000 iraquíes dejan sus hogares, es decir el éxodo más importante en la región desde el palestino, cuando se creó Israel en 1948.
Siria, con un millón de iraquíes y Jordania, con 750.000 de estos refugiados, según las estimaciones del ACNUR, siguen recibiendo el flujo más importante.
Egipto ha recibido más de 100.000 iraquíes y el Líbano algunas decenas de miles, siempre según el ACNUR. En Europa, los iraquíes prefieren Suecia, donde son 80.000.
Según el ACNUR, 2.719 refugiados iraquíes se registraron en Turquía desde el 31 de enero, más del 90% provienen del centro y del sur de Irak.
Estados Unidos por su parte, desde 2003, sólo acordó el estatuto de refugiados a menos de 700 iraquíes.
Instalados en gran número en los alrededores de Damasco y Amán, esos refugiados plantean un desafío inmenso a las economías de ambas capitales.
En enero, el rey Abdalá II repitió que eran bienvenidos en Jordania, pero reconoció que su presencia ejercía «una presión sobre las infraestructuras» y sobre los recursos del país.
«Necesitan estructuras económicas y sociales: casas, escuelas, hospitales», destacaba recientemente el economista jordano Fahes Fanek en un editorial, lamentando los «atascos en las calles» de Amán, cuya población duplicó desde 2003.
En Siria, donde los precios del sector inmobiliario han aumentado al doble o triple desde 2003, los iraquíes son acusados de haber provocado la inflación.
Frente a estas tensiones, las autoridades sirias han tomado medidas para limitar la permanencia de estos refugiados iraquíes.
Desde el 20 de enero, sólo le otorgan autorizaciones de estadía que duran dos semanas y sólo pueden ser renovados una vez.
Frente a las críticas sobre todo del gobierno de Bagdad, Siria trató de calmar los ánimos. El presidente del Parlamento, Mahmud Al-Abrache, aseguró que las medidas «apuntaban a organizar la presencia de los iraquíes en Siria y no a repatriarlos».
No obstante, la inquietud persiste entre los refugiados iraquíes. Sólo en los días 11 y 12 de febrero, más de 5.000 iraquíes se registraron en el ACNUR en Damasco por temor a ser repatriados por la fuerza. En Amán lo hicieron 700 en las oficina del organismo.
El ACNUR también instaló líneas telefónicas de urgencia para permitir a las familias iraquíes llamar en caso de amenaza de expulsión.
Pero sobre todo, el Alto comisionado Antonio Guterres llamó a un apoyo masivo de la comunidad internacional para los países anfitriones.
La conferencia de donantes, que debe efectuarse en Ginebra tiene por objeto reunir al menos 60 millones de dólares en favor de los refugiados y desplazados iraquíes. El ACNUR espera así poder instalar unos 20.000 refugiados en otros países este año.
Estados Unidos, muy criticado por su aparente desinterés por la suerte de estos refugiados, se comprometió a participar con 18 millones de dólares en los fondos del ACNUR y prometió recibir a 7.000 nuevos refugiados iraquíes de aquí a octubre.
Arabia Saudita y Kuwait también dieron indicaciones «muy positivas» de donaciones suplementarias, según Guterres.