Estimaciones apuntan que 52 millones de personas padecen de hambre en la región, 9 millones son niños y niñas menores de 5 años en condiciones desfavorables.
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La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y Alimentación (FAO por sus siglas en inglés) ha hecho un monitoreo en la región en el marco del proyecto «América Latina y Caribe sin Hambre».
Las cifras revelan las condiciones en las que vive una gran cantidad de latinoamericanos y caribes, que contrasta en gran proporción con la situación de los países desarrollados del hemisferio norte.
No obstante, las estimaciones de FAO señalan que hay mejoras en materia de nutrición, de tal forma que de 1990 a la fecha, el porcentaje de la población desnutrida en el área ha disminuido de un 13% a un 10%.
Suficiente producción
Según estudios internacionales, el problema de la desnutrición en la región obedece a la desigualdad de oportunidades de desarrollo económico, y no a problemas de producción o demanda de alimentos.
Un comunicado de FAO cita a Juan Carlos García Cebolla, responsable de la iniciativa «América Latina y el Caribe Sin Hambre» quien dice: «La región produce suficientes alimentos para toda su población, y de hecho exporta una gran cantidad de víveres, y aún así, deduciendo lo que exporta, el balance permitiría alimentar a toda la población. No es un problema de producción, es un problema de distribución, de acceso a la alimentación».
La entidad internacional señala que la iniciativa ha contribuido al desarrollo de las leyes de Seguridad Alimentaria y Nutricional en Ecuador y Guatemala, además de estar apoyando el diseño de nuevas leyes en Bolivia, Haití, México, Panamá, Paraguay y Perú, que han tenido resultados concretos.
Prioridades
Manuel Manrique del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) en Guatemala, señala que las condiciones de desnutrición afectan en primer término la niñez comprendida en edades entre 0 y 6 años de edad.
Según el delegado de Unicef, la falta de atención que se ha dado a la desnutrición infantil en los últimos años tendrá repercusiones que serán notables en aspectos de desarrollo social y económico del país.
«La niñez y adolescencia debe ser el primer objetivo de todos los planes de alimentación porque son el presente y futuro de Guatemala», puntualizó Manrique.
Asimismo, indicó que el sistema de salud debe ser fortalecido, ya que la falta de acceso a agua potable y saneamiento es causante de la muerte de miles de madres y niños en las áreas más pobres del país.
De acuerdo con los representantes de organizaciones internacionales, la sociedad civil, los sectores productivos y el Estado deben realizar acciones concretas para erradicar el hambre e insalubridad, que deben ser respaldadas con una legislación sólida.