Aunque no se conoce de un monto específico que deba invertir un ciudadano para postularse al cargo de diputado y así ocupar una curul, sí está claro que el sistema político actual solo brinda la oportunidad a quienes tienen los recursos económicos y conexiones políticas para figurar en las listas de diputaciones de los partidos políticos.

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Esta forma de elección deja claro que la representatividad del pueblo parece existir solo en papel y deja abiertas las puertas al pago de favores y la transferencia de influencias a los financistas de campaña.
Aunque se les conoce como “padres de la patria”, pocos son los ciudadanos que se sienten representados por los diputados del Congreso de la República. Las críticas a ese organismo crecen a tal punto que algunos no dudan en afirmar que es una de las instituciones públicas más desprestigiadas.
En una escala de 0 a 100, en donde se mide la confianza ciudadana hacia los partidos políticos, éstos obtuvieron 36.1 puntos, mientras que el Congreso recibió el 41.9, de acuerdo con un estudio realizado por la Asociación de Investigación y Estudios Sociales, la Universidad de Vanderbilt y Usaid
Y no es para menos, los escándalos parecen estar a la orden del día: compra de votos, cambios de partido, falta de respeto en el Pleno, quema de cohetillos y la defensa de intereses personales son solo algunos de los señalamientos que han llevado al Congreso a estar bajo la lupa de la ciudadanía, aunque los verdaderos aspectos que generan preocupación son las negociaciones poco transparentes en torno a la aprobación de leyes y la discrecionalidad sobre el incremento patrimonial de los representantes.
Si bien la ley establece que el Congreso tiene la representatividad del pueblo, la premisa parece quedar solo en papel, ya que no todos los sectores se sienten representados, algunos señalan que son los recursos económicos los que determinan quiénes pueden ocupar un escaño.
“El sistema parece estar diseñado a imagen y semejanza de la minoría en este país, es mentira que el Congreso nos representa, se sabe que las personas que llegan es porque han invertido grandes cantidades de dinero, por lo que lo primero que hacen al llegar al Congreso es tratar de recuperar la inversión y pagarle a sus financistas: por eso yo no me siento representado” señaló Victoriano Zacarías, de la Central General de Trabajadores de Guatemala (CGTG).
La experiencia en las últimas legislaturas confirma que pocos tienen el privilegio de convertirse en diputados, debido a que ocupar un lugar en los listados de las diputaciones para asegurar el puesto requiere de trabajo partidario, pero en muchos casos depende también del tamaño del acceso a las fuentes de financiamiento. Esta forma de elección parece corromper aún más el sistema político actual.
Para los consultados, la poca representatividad surge por la limitación que existe para ser diputado; si bien la Constitución solo exige ser guatemalteco de origen y estar en el ejercicio de sus derechos, la realidad es otra.
“La mayoría de partidos políticos no hacen trabajo de base sino imponen una maquinaria económica, compran voluntades e imponen influencia. Lamentablemente lograr una curul de esa forma afecta a la democracia, ya que las personas buscan defender los intereses personales; muchas veces los diputados reciben el apoyo económico, pero eso los amarra a los intereses de quienes los respaldaron”, señaló el diputado por URNG, Carlos Mejía.
Esto, en referencia al uso de recursos privados para financiar campañas políticas, las cuales tienen un alto costo para los candidatos a cargos públicos, quienes a su vez recuperan su inversión una vez asumido el puesto.
EL CAMINO HACIA LA CURUL
Carlos Mejía señala que el sistema actual obliga a invertir una fuerte suma de recursos para ganar una elección. En el caso de los partidos de izquierda, los recursos son limitados, por lo que se requiere trabajo de base para ganar la simpatía de la ciudadanía. Calcula que su inversión para llegar al Congreso alcanzó los Q300 mil.
“Mi caso fue de trabajo permanente, de estar con la población y eso significa gastar unos Q700 en gasolina por semana. Si lo hacemos mensualmente, imagínese, aumenta considerablemente. Hablar de una campaña pobre significa unos Q300 mil”.
Al mencionar una campaña electoral hablamos de millones de quetzales invertidos en unos meses. Un informe de Acción Ciudadana arrojó datos importantes como los gastos realizados en televisión. Solo el Partido Patriota invirtió Q126 millones, si bien fue para promover al partido y su binomio, la cifra da una idea de los gastos de campaña.
En el caso de las vallas publicitarias, que son las herramientas de campaña más requeridas por los políticos, ya que permiten mayor notoriedad, tienen un costo elevado. Según el estudio de Acción Ciudadana, la inversión de todos los partidos en vallas en el proceso electoral anterior ascendió a más de Q35 millones. La radio no se quedó atrás ya que los millones invertidos por los partidos superó los Q18 millones.
Estos montos dan una idea de lo costoso que es buscar un puesto de elección popular, por lo que son pocas las personas que pueden acceder a un cargo público o, al menos, aspirar a ser un candidato a diputado. Sin embargo, algunos políticos insisten que la constancia y el compromiso también son necesarios para buscar una curul.
“Yo trabajé 10 años en el Partido Patriota, y fue hasta ahora que se me dio la oportunidad, pero trabajé mucho para llegar hasta donde estoy”, señaló el subjefe de bancada de la agrupación, José Fernández Chenal.
Por su parte, Leonel Lira, de Encuentro por Guatemala, señala que no todos los partidos tienen la oportunidad de destinar tantos recursos, de manera que tienen que ser creativos para lograr el apoyo de la población.
“Yo no tenía mucho dinero, pero logré el apoyo de amigos; la verdad, la imagen de nuestra secretaria general Nineth Montenegro nos ayudó muchísimo. Los millones invertidos por otros partidos aumentan los techos y dan menos oportunidades a quienes no tenemos tanto dinero. Pero a nosotros el trabajo constante nos permitió ingresar al Congreso”, resaltó.
Lira reconoció que varios candidatos cuentan con tantos recursos que no se limitan a regalar lapiceros y playeras, sino su deseo de ganar votos los lleva a regalar estufas, dinero, celulares e incluso, ofrecen asistencia médica, alimentaria y dinero en efectivo.
Ante este panorama, los consultados consideran necesarias las reformas a la Ley Electoral y de Partidos Políticos, especialmente para limitar el financiamiento privado, establecer techos presupuestarios reales y establecer castigos severos para quienes incumplan con la normativa; todo con el objetivo de que el factor económico no sea determinante.
Sin embargo, el tema parece ser un brasa caliente en el Congreso que nadie está dispuesto a tomar, ya que es más fácil asegurar una victoria con millones de quetzales que por verdaderos liderazgos.
20% DE UNIVERSITARIOS
De los 158 diputados del Congreso solo 33 cuentan con un grado académico universitario, así lo destacó una publicación de la oficialista Agencia Guatemalteca de Noticias en febrero del 2012.
Según la nota, los expedientes de inscripción de los actuales legisladores en el Tribunal Supremo Electoral (TSE) muestran que 57 diputados se inscribieron como estudiantes. Otro grupo (41) poseen título a nivel diversificado como perito contador, bachilleres y secretarias y el resto se inscribió como ama de casa, agricultor, transportista, carpintero.
La ley no exige contar con estudios universitarios para alcanzar una curul, solo exige ser guatemalteco de origen y en el ejercicio de sus derechos ciudadanos, así lo establece el artículo 164 de la Carta Magna.
REFORMAS
Si bien el Congreso tuvo la intención el año pasado de retomar las reformas a la Ley Electoral y de Partidos Políticos, al momento el tema parece olvidado, ya que no se logró el respaldo de las agrupaciones para aprobarla.
El Bloque Todos, quien estuvo a cargo de la comisión de Asuntos Electorales, emitió un dictamen favorable con la idea de avanzar el tema, dado que debe elevarse a la Corte de Constitucionalidad; pero las múltiples reformas del oficialismo pusieron en impasse la iniciativa, que sigue durmiendo el sueño de los justos.
PRERROGATIVAS
La Constitución Política establece que las prerrogativas de los diputados son:
– Inmunidad personal para no ser detenidos ni juzgados.
– Irresponsabilidad por sus opiniones, por su iniciativa y por la manera de tratar los asuntos públicos, en el desempeño de su cargo.
Victoriano Zacarías
CGTG