Militares se rebelan contra recortes


Rafael Correa, presidente de Ecuador, utiliza una máscara antigás, luego de que algunos militares lo recibieran con bombas lacrimógenas, en su protesta por recortes al Ejército. FOTO LA HORA: AFP RODRIGO BUENDIA

Policí­a y militares ecuatorianos se rebelaron hoy contra los recortes de beneficios decididos por el gobierno de Rafael Correa, que fue ví­ctima de los gases lacrimógenos al acudir a enfrentar a los uniformados en un cuartel de Quito.

Por Alexander Martí­nez

El Banco de Guatemala (fachada) tendrá en su presidencia, a partir de mañana, a un nuevo inquilino. Edgar Barquí­n, el hasta hoy superintendente de Bancos, asumirá el puesto, que implica también presidir la Junta Monetaria. FOTO LA HORA: JOHAN ORDí“í‘EZ

La rebelión generó alarma y llevó a la Organización de Estados Americanos a convocar una reunión de urgencia, aunque el jefe de las Fuerzas Armadas salió a expresar su apoyo a Correa y al gobierno.

Decenas de policí­as tomaron varios regimientos en las tres principales ciudades del paí­s -Quito, Guayaquil y Cuenca-, un dí­a después de que la mayorí­a oficialista aprobara una ley que regulará el servicio público y les quita beneficios.

Simultáneamente, unos 150 miembros de la Fuerza Aérea Ecuatoriana (FAE) tomaron la pista del aeropuerto internacional de Quito, a raí­z de lo cual fueron suspendidas las operaciones aéreas.

En el principal destacamento de Quito los policí­as lanzaban arengas exigiendo derogar la norma que eliminó disposiciones que reconocí­an el pago de bonificaciones, comisiones o estí­mulos económicos por el cumplimiento de años de servicio.

«La tropa unida jamás será vencida», gritaban al uní­sono los agentes, algunos de los cuales llamaron a los militares a unirse a la manifestación y quemaron neumáticos.

Correa, apoyado en una muleta puesto que se recupera de una operación en la rodilla, acudió al regimiento en Quito y pronunció un encendido discurso desde una ventana, en el que advirtió que no cederá a las protestas, ofreciendo su pecho a los uniformados para que le maten.

«No daré ni un paso atrás, si quieren tomarse los cuarteles, si quieren dejar a la ciudadaní­a indefensa y si quieren traicionar su misión de policí­as, traiciónenlos», exclamó.

«Señores si quieren matar al presidente, aquí­ está, mátenlo si les da la gana, mátenlo si tienen poder, mátenlo si tienen valor en vez de estar en la muchedumbre cobardemente escondidos», añadió Correa tras aflojarse la corbata y desabotonarse el cuello de la camisa.

El mandatario salió del cuartel en medio de una refriega entre los manifestantes y su personal de seguridad, en la cual explotaron bombas lacrimógenas, por lo que fue aprovisionado de una máscara antigases.

Correa salió del regimiento en camilla, afectado por los gases, y fue trasladado hasta el vecino hospital de la Policí­a.

El gobernante descansaba en el sanatorio mientras en las afueras decenas de policí­as continúan protestando.

El canciller ecuatoriano tildó las protestas de «sublevación»: «Esto es una movilización, un acto de sublevación absolutamente inaceptable (…) es importante decir que el pueblo no está de acuerdo con esto, el pueblo está con su gobierno».

«Hay sectores golpistas que anteriormente han dado golpes de Estado y que entendemos que han estado preparando las condiciones para esto», dijo, sin ofrecer más detalles.

El jefe de las Fuerzas Armadas, general Ernesto González, expresó su apoyo al gobernante.

«Nosotros estamos en un estado de derecho, estamos subordinados a la máxima autoridad que es el señor presidente de la República», dijo el máximo comandante militar en rueda de prensa en Cuenca (sur).

«Vamos a tomar las medidas que correspondan, las que determine el gobierno nacional» para restablecer el orden, añadió.

En Washington, la OEA convocó una reunión extraordinaria para este jueves a las 18H30 GMT.

La ley de servicio público que originó el conflicto también provocó una crisis entre Correa y su bloque legislativo, que el miércoles rechazó algunos artí­culos de la iniciativa, que prevén reducir la nómina estatal.

Debido a ello, el mandatario considera la posibilidad de disolver el Congreso y llamar a elecciones generales anticipadas, señaló la noche del miércoles la ministra de la Polí­tica, Doris Solis.

Tras una reunión con Correa, la funcionaria indicó que éste analiza ir a la «muerte cruzada», un mecanismo constitucional que lo faculta para disolver la Asamblea y convocar a elecciones generales en caso de que los congresistas obstruyan la ejecución del plan de desarrollo, grave crisis polí­tica o conmoción interna.

CONGRESO. Golpe de Estado.


El presidente ecuatoriano Rafael Correa afirmó hoy que el Congreso conspiró para intentar dar un golpe de Estado, poco antes de denunciar que un grupo de uniformados intentara entrar en la habitación del hospital en la que se encontraba.

«El problema es que el Congreso conspira (…) engañando (…) tratando de dar un golpe de Estado», dijo Correa en una entrevista con la televisión ecuatoriana desde el hospital, al que fue trasladado tras ser agredido en un cuartel al que fue a hacer frente a las demandas de los uniformados.

Poco después, Correa explicó: «están tratando de introducirse aquí­, a mi habitación, por medio de los techos estos policí­as en rebelión», dijo el mandatario a la radio pública.

«Si algo me pasa, la responsabilidad es de ellos. Yo solo quiero decirles que mi amor por la patria es infinito y que donde esté siempre amaré a mi familia», agregó.

Decenas de policí­as tomaron varios regimientos en las tres principales ciudades del paí­s -Quito, Guayaquil y Cuenca-, un dí­a después de que la mayorí­a oficialista aprobara una ley que regulará el servicio público y les quita beneficios.

Paralelamente, unos 150 miembros de la Fuerza Aérea Ecuatoriana (FAE) tomaron la pista del aeropuerto internacional de Quito, a raí­z de lo cual fueron suspendidas las operaciones aéreas.

El gobierno habí­a anunciado horas antes que el presidente consideraba la posibilidad de disolver el Congreso y llamar a elecciones generales anticipadas, luego de que su bloque legislativo rechazara parcialmente la ley en cuestión.

Correa ingresó al hospital policial en una camilla y mostrando signos de asfixia por gas lacrimógeno, tras salir del principal regimiento policial de Quito, a donde se dirigió a intentar sofocar la protesta.