Desde estos días que preceden a la oficialización de la campaña electoral que habrá de arrancar en los inicios de mayo próximo al sonoro toque de clarín del Tribunal Supremo Electoral, los timoneles de la Asociación de Veteranos Militares de Guatemala están haciendo interesantes contactos con los ciudadanos que aspiran a colocarse en bandolera la insignia azul y blanco de la patria.
Se trata de militares que se encuentran en situación de retiro, más no por ello han dejado de lado el derecho legítimo que les asista para participar de una manera u otra en jaleos como el que es está acercando como a zancadas.
Según hemos sabido, ya han concurrido a la sede de la mencionada Asociación algunos precandidatos presidenciales, entre ellos ílvaro Colom y el doctor Eduardo Surger, dos civiles que pueden tener o llegar a tener buen número de votos del electorado nacional.
Colom se ha perfilado como uno de los aspirantes al sillón presidencial de mayor arrastre y doña Rigoberta Menchú Tum, si bien le va, a lo mejor le podrá pisar los talones.
No sabemos si el general Otto Pérez Molina ya atendió alguna invitación de los veteranos militares para concurrir a sostener un cambio de impresiones con ellos, pero si no lo ha hecho aún, es probable que lo haga en algún momento. Es de empuje, o sea que tiene arrastre popular.
Los hombres que integran la Asociación de Veteranos Militares de Guatemala, como es sabido, están interesados en conocer el pensamiento y los propósitos de gobierno de los presidenciables que suman ya más de una veintena. Es un racimo en el que tienen relevancia dos o tres «viables» de alto ruido, mas no tantos tontos (¿?) inmodestos candidotes que únicamente pueden servir de «relleno» o, simplemente, se han echado al ruedo para ver qué migajas les tiran a la hora de repartición del botín…
La historia de por lo menos cinco décadas es muy ilustrativa de lo que ocurre cuando es despanzurrada la piñata verde-palacio. Los que apenas han sacado un puñado de sufragios agrandan la escalera en la segunda espolonada de los gananciosos en la primera ronda para que les den piadosamente un premio de consolación; es decir, cualquier hueso. A los que se retiran con las cajas destempladas, pues… no les queda más que oler a distancia el chojín…
Hay mucha gente en todos los rincones del cotarro que está muy decepcionada de los civiles que se han hecho de la sartén por el mango. Son puras vejigas, dícese. Empero, reconocen que Arzú y Berger han hecho buen papel, sobre todo si se repara en el obrar de Cerezo y de Portillo, para no citar a otro o a otros que atravesaron los puentes de mando.
Los militares que han estado a lo alto, en el gran escenario, quizá porque han prestado servicio en las diferentes zonas del país han tenido oportunidad de conocer las necesidades y demás realidades imperantes en los lugares y por eso se les reconocen actuaciones que pueden ser consideradas como positivas. Eso sí, en los comentarios callejeros se sacan a relucir los hechos negativos atribuibles a ex gobernantes de uniforme, pero se hace la salvedad de que no por eso hay que emplear falacias de generalización.
Nos parece digno de mención el interés del elemento militar en situación de retiro respecto del presente y del futuro de la patria, lo que explica el hecho de que esté colocándose vis a vis en su Asociación con los precandidatos a la presidencia de la República, porque de esa manera podrá hacerse un diagnóstico y, luego, un pronóstico en lo que hace al estado de salud de Guatemala.
Lo que a nuestro juicio no debería ocurrir es la proliferación de partidos políticos que hoy son y mañana ya no son, así como de todo un racimo de presidenciables, porque, con referencia a lo primero, no hay más que dos posiciones o tendencias: la democrática bien entendida y la de los socialistas a la soviética y, en relación con lo segundo, la «carroña», por así llamarla, no alcanza para satisfacer a tantos pretendientes al trono…