Miles de personas entonando algunas de las más conocidas canciones del salsero colombiano ílvaro José «Joe» Arroyo acompañaron ayer el cortejo fúnebre del cantante hasta un cementerio de esta localidad del Caribe colombiano.
«En Barranquilla me quedo» fue la canción de Arroyo que corearon al menos 5.000 personas cuando el ataúd del cantante fue retirado de la catedral y colocado en un carro de bomberos para ser conducido hasta el cementerio.
Poco antes, en una tarima frente a la catedral, grupos musicales hicieron un homenaje al cantante, quien falleció el martes.
Con fotos, pancartas y pañuelos blancos Arroyo fue acompañado por la multitud hasta el cementerio de Jardines de la Eternidad, en Barranquilla a unos 700 kilómetros al norte de Bogotá,
Arroyo, de 55 años, murió el martes en la clínica La Asunción de Barranquilla, donde había ingresado el 27 de junio por problema de hipertensión y un edema pulmonar, entre otras enfermedades.
Desde la víspera los restos del cantante habían sido velados en la catedral, frente a la cual se preparó el escenario para que las bandas como La Verdad, creada por Arroyo y con la que interpretó algunos de sus más famosos temas como «La rebelión», dieran el último adiós al músico.
Imágenes de televisoras locales mostraban temprano el féretro de Arroyo dentro de la catedral y un desfile de fanáticos pasando por el frente del ataúd para un saludo final.
A pesar de haber nacido, el 1 de noviembre de 1955, en la ciudad de Cartagena, fue en Barranquilla donde forjó su carrera y por eso se decidió enterrarlo en esa ciudad, dijo Luis Ojeda, quien fue durante 28 años representante del músico.
Arroyo «amó a esta ciudad y Barranquilla lo consagró…fue el amor de Joe a Barranquilla por lo que le compuso un tema: En Barranquilla me quedo», añadió Ojeda en entrevista telefónica.
El salsero empezó a cantar a fines de la década de 1970 en la orquesta de Fruko y sus Tesos. En 1981 formó su propia banda en la ciudad de Medellín, en el noroeste colombiano, llamada «La Verdad», y en 1983 se fue a Barranquilla, de acuerdo con Ojeda.
Le sobreviven su esposa Jacqueline Ramos y ocho hijos de anteriores relaciones.