Miles de personas homenajeaban hoy en la ciudad de Duisburgo (oeste de Alemania) a los 21 muertos por una estampida en la Love Parade celebrada el 24 de julio.
La canciller Angela Merkel y el presidente Christian Wulff asistieron el sábado por la mañana a un servicio religioso ecuménico en memoria de las 21 víctimas.
La ceremonia, que se llevó a cabo en la iglesia del Salvador, debía ser transmitida a mediodía del sábado por televisión, así como en pantallas gigantes en otras capillas de la ciudad y en el estadio municipal.
Las banderas estaban izadas a media asta y un mar de cirios se extendía, en medio de las flores, cerca de la salida del túnel donde se produjo el drama.
«Nunca olvidaré lo ocurrido», dijo Markus Spanke, de 20 años, quien «estaba trabajando de ayudante y (vio) todo lo que pasó».
Tras el servicio religioso, miles de personas participarán por la tarde en un desfile en dirección de la estación de trenes de carga donde se llevaba a cabo la Love Parade.
Varias de las víctimas fallecieron asfixiadas en la estampida humana, explicó el martes después de las autopsias la jefa del gobierno regional de Renania del Norte-Westfalia, donde se encuentra Duisburgo, Hannelore Kraft.
Los participantes se encontraron atrapados dentro y en los alrededores de un túnel, la única vía para entrar y salir de la fiesta, que se celebró en el lugar donde se encontraba una antigua estación ferroviaria de carga.
Muchos trataron de escapar por una escalera estrecha, al pie de la cual se encontraron muchas de las víctimas.
El alcalde de Duisburgo, Adolf Sauerland, acusado de no haber adoptado medidas de seguridad adecuadas por afán de lucro, reafirmó su voluntad de permanecer en el cargo al menos hasta que se aclaren las causas de la catástrofe.
Un informe de las autoridades también responsabiliza a los organizadores de la Love Parade.
Las autoridades del estado regional de Renania del Norte-Westfalia consideran que los organizadores basaron su dispositivo de seguridad en cálculos erróneos en cuanto a la distribución de la muchedumbre y su fluidez durante el festival de música tecno.
El organizador de la Love Parade, Rainer Schaller, de 41 años, negó en una entrevista al diario popular Bild haber «ejercido presión alguna».
«Cuando obtengo una autorización de una autoridad (…) entonces debo, como organizador, partir del principio de que esto funciona», añadió el dueño de la marca Love Parade, fundador de una cadena de salas deportivas de bajo precio McFit.
Según el Sí¼ddeutsche Zeitung (SZ), los organizadores no tomaron en cuenta que ubicar los camiones de venta de alimentos y bebidas cerca de la entrada del túnel por el que se accedía al terreno de la antigua estación donde se desarrollaba la fiesta crearía un embotellamiento.