El nombre Miguel León-Portilla no es extraño para los estudiosos del mundo azteca. Quienes disfrutan de este tipo de literatura saben que el intelectual mexicano es una de las voces más autorizadas y uno de los autores más regulares en los estantes de las librerías. De hecho el Fondo de Cultura Económica, como me imagino que lo han hecho otras editoriales, le ha publicado varios trabajos en los que los temas ligados a la mexicanidad esta siempre frecuente.
Esta obra va en la línea de los trabajos anteriores: conocer con profundidad la vida de los aztecas y hace evidente una cultura que aparece como extraordinaria. ¿Tiene sentido leer tipo de textos? Creo que sí. Un acercamiento a los antepasados prehispánicos ayuda no sólo a conocer con más hondura la propia identidad, sino a valorar una cultura ciertamente invizibilizada por los vencedores.
En Tonantzin Guadalupe, el autor trata de explicar el valor del texto de «Nican Mopohua», aclarar las confusiones respecto a su autor y señalar la importancia de la obra. Es un trabajo serio en el que el investigador ha tenido que consultar diferentes documentos escritos en Náhuatl, verificar traducciones y confrontar opiniones respecto al origen del mismo. Todo ello conlleva a una presentación final del texto íntegro de manera bilingí¼e (náhuatl-castellano).
León-Portilla divide su libro en cuatro partes. La primera se titula «Contenido y origen del relato acerca de Tonantzin Guadalupe». Aquí se pregunta fundamentalmente si el relato (Nican mopohua) es un texto indígena y, por otra parte, si el autor es quién con frecuencia se ha dicho que es. Este espacio es ideal para aclarar dudas del texto y aproximarse a una complejidad que el intelectual mexicano intenta dejar claro.
La parte segunda se titula «El ’Nican Mopohua’, el pensamiento indígena y el «tecpilahtolli», lenguaje noble de los Nahuas». En este apartado, De León-Portilla trata de demostrar que efectivamente el texto «Nican Mopohua» es Náhuatl y lo compara, con fines probatorios, con otras escrituras afines. Evidentemente, para el intelectual no cabe la menor duda que estamos frente a un texto indígena aunque su autor pudo haber conocido bien las dos culturas: la española y la indígena.
En un tercer momento titulado «Una nueva traducción del ’Nican Mopohua’», León-Portilla hace comentarios sobre cuestiones gramaticales, ortográficas y lexicográficas de la obra indígena. Hace una pequeña introducción y deja al lector preparado para entrar de lleno en la misma escritura.
El último capítulo corresponde al texto del «Nican Mopohua». Aquí se puede leer la obra en Nahualt (si es que se comprende la lengua) y en español. Este apartado es interesante porque nos acerca al relato de la aparición de la Virgen de Guadalupe a Juan Diego que constituye, según se sabe, la base de la cultura mexicana. Al final del libro hay dos obsequios más: un apéndice titulado «Recuerdo de un antiguo cantar: ’Cuicapeuhcayotl’» (un texto que aparece también en Nahuatl y español) y la «Reproducción del manuscrito conservado en la biblioteca pública de Nueva York». Los dos apéndices son valiosos y son un buen complemento del libro.
Un texto escrito en náhuatl no es extraño, dice el autor. El testimonio de los misioneros da fe de la variedad de obras que circulaban en aquellos tiempos: denuncias, peticiones, cantares, diálogos. Todas, expresiones de una visión de mundo y base en la actualidad para la comprensión de esa cultura. Por consiguiente, no debe sorprender el encuentro con un documento como el Nican mopohua que significa «Aquí se refiere?».
«Acerca de dicha composición no es poco lo que se ha elucubrado, bien sea para tenerla como testimonio fundamental en apoyo de las apariciones guadalupanas o para descalificarla como carente de historicidad. No discutiré este tema, el de la historicidad de lo que refiere el Nican mopohua, por la sencilla razón de que lo sobrenatural y milagroso no puede ser afirmado o negado por la historia. Considero, eso sí, que este relato en el que la figura central es Tonantzin Guadalupe ?como aludió a ella fray Bernardino de Sahún- merece particular atención. Tonantzin que significa «Nuestra madre», según el mismo fraile lo notó, era el nombre con que los nahuas llamaban a la Madre de los dioses».
Tonantzin, agrega el investigador, había sido adorada precisamente en el Tepeyac, adonde desde mediados del siglo XVI muchos seguían yendo en busca de la que comenzó a llamarse Nuestra Señora de Guadalupe.
Respecto al autor, aun con las variadas opiniones que hay, se encuentran al menos dos generalidades probablemente aprobadas por la mayoría. En primer lugar, el texto fue escrito por un buen conocedor del antiguo pensamiento náhuatl. Y, en segundo término, el propósito del redactor consiste en dar cuenta de por qué y cómo surgió en el Tepeyac la atracción ejercida por la Señora de Guadalupe, allí donde se adoró a Tonantzin.
«Hay dos hechos que tengo por evidentes. Uno es que, además de ser este texto una joya de la literatura indígena del período colonial, es también presentación de un tema cristiano, expresado en buena parte en términos del pensamiento y formas de decir las cosas de los tlamatinime o sabios del antiguo mundo náhuatl. El otro hecho, también insoslayable, es que la figura central del relato, Tonantzin Guadalupe ?más allá de la demostración o rechazo de sus apariciones-, ha sido para México tal vez el más poderoso polo de atracción y fuente de inspiración e identidad».
Dada la importancia del texto, León-Portilla se aventura a hacer un análisis textual, lingí¼ístico y filológico pero al alcance del lector medio. Es un libro pequeño que en sus 202 páginas seguramente provocará reflexiones al lector y lo dejará con deseos de profundizar más sobre el mundo prehispánico.
El autor ha publicado también en el Fondo de Cultura Económica: Quetzalcóatl, Los antiguos mexicanos a través de sus crónicas y cantares, Toltecáyotl: aspectos de la cultura náhuatl, Literaturas indígenas de México, Huehuehtlatolli: testimonios de la antigua palabra, El destino de la palabra: de la oralidad y los códices mesoamericanos a la escritura alfabética y Motivos de la antropología americanista. Todos puede adquirirlos en la librería del mismo nombre.