El desarrollo de una política de seguridad democrática en Guatemala, incluye el análisis de cuatro factores. El primero se refiere a la proliferación delictiva de maras especialmente en la frontera Guatemala-México, la cual origina en amplios sectores de las poblaciones fronterizas una paulatina degradación en su calidad de vida al prevalecer la inseguridad. Hombres y mujeres inmersos en las maras y sus actividades delictivas desbordan en ocasiones la acción de las autoridades al actuar las maras en forma organizada, a veces con mejor armamento y eliminando cualquier valor de respeto hacia la vida humana. El gran problema se presenta al afectar la integridad de ciudadanos y ciudadanas por medio del terror. Al no resolverse esta situación aplicando la acción política, entonces la seguridad pública se convierte en problema de seguridad nacional y la democracia pierde credibilidad.
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Un segundo aspecto se localiza con la trata de seres humanos. Es un negocio internacional, lucrativo. En breve tiempo superará el comercio ilícito de las drogas y armas. Sus utilidades, según datos de la ONU oscilan al año 10 y 15 mil millones de dólares. La ONU ha considerado con especial interés el problema de la trata de personas. Por esta razón, en noviembre de 2002, la Asamblea general aprobó el Protocolo para prevenir, reprimir, y sancionar la Trata de Personas especialmente mujeres y niños, que complementa la Convención de las Naciones Unidas Contra la Delincuencia Organizada Trasnacional. Este es el marco normativo general de carácter internacional (también conocido como Protocolo de Palermo) para combatir este delito.
El tercer elemento vinculado a la seguridad nacional y las migraciones se encuentra en el narcotráfico. Un problema de seguridad pública que se ha transformado en Guatemala en un asunto de seguridad nacional con organizaciones delictivas que conspiran para afectar el estado de derecho y agredir a la sociedad guatemalteca. Es un problema de seguridad nacional, porque la acción del narcotráfico se apoya en el miedo y la corrupción. Un trasiego importante de drogas hacia México y Estados Unidos sale de Guatemala. Para su combate es necesario reforzar los servicios guatemaltecos de inteligencia y analizar los movimientos del narcotráfico en la frontera Guatemala-México para evitar ese traslado de drogas. También debe destacarse que Guatemala tiene especial importancia en el tráfico de drogas, porque en Estados Unidos no disminuye su consumo.
El cuarto punto se refiere a tomar medidas de prevención contra el terrorismo. Aunque no existen pruebas o denuncias de la actividad terrorista en las fronteras guatemaltecas, es necesario incluir en el tema de seguridad democrática lo relativo a este tema por sus repercusiones internacionales, en especial después del 11 de septiembre en Estados Unidos. Las fronteras de Guatemala no deben ser punto de entrada para ninguna organización terrorista.
Considerando lo anteriormente expuesto, es necesario continuar con el desarrollo del Grupo del Alto Nivel de Seguridad Fronteriza (GANSEF) integrado por Guatemala y México, el cual fue reactivado en 2004 con el propósito de evitar que individuos «pretendan realizar atentados terroristas contra terceros países» y ambas naciones continuarán intercambiando información de inteligencia y realizar operativos en cada territorio para combatir a la delincuencia.
Cualquier plan de seguridad nacional no puede desarrollarse sin la participación de ciudadanos y ciudadanas, quienes deben tener una percepción real de su significado por las amenazas a su integridad. Las autoridades guatemaltecas deben proporcionar la adecuada información para comprender que, en la actualidad, los temas expuestos son de interés nacional y se vinculan a una interrelación internacional.