Migración y crisis económica 2009


Guatemala inicia el año junto a grandes desafí­os -crimen organizado, ausencia de seguridad, crisis socioeconómicas, y polí­ticos- como parte de la problemática nacional e internacional. Enfrentar retos que casi colapsan a la sociedad requiere voluntad y talento pero, esencialmente, establecer polí­ticas de acción junto a la sociedad civil. Un factor de especial importancia será el incremento de la migración indocumentada guatemalteca a varios paí­ses, básicamente a Estados Unidos y México, provocada por la crisis (precios altos en las materias primas, problemática alimentaria, elevada inflación y amenazas de recesión, desequilibrios crediticios e hipotecarios y desconfianza en los mercados, entre otros), la cual se originó en Estados Unidos.

Carlos Cáceres

La reacción por las actividades en contra de la migración laboral guatemalteca, en especial de las autoridades migratorias estadounidenses, tiene una visión deformada por parte de diversos sectores de la población guatemalteca y organismos internacionales, pues se trata de enfrentar esta realidad sin un plan de acción inmediato de mediano y largo plazos. Este hecho origina preocupación, pues la crisis económica ha tenido impacto en el mercado laboral de Estados Unidos (fue un tema destacado en el debate electoral estadounidense) al reducirse la demanda de fuerza de trabajo -y su implicación de desempleo- en los sectores donde tradicionalmente se trasladan los migrantes: servicios, construcción y áreas asociadas al turismo (hoteles y restaurantes). Ante este hecho, no debe olvidarse que la migración camina a la par de los ciclos económicos: junto a la bonanza se incrementa la demanda extranjera de fuerza de trabajo en los paí­ses receptores -las polí­ticas migratorias se plantean menos restrictivas- y decrece en etapas de estancamiento -aumentan los controles migratorios, crecen las deportaciones y existe el peligro de disminuir las remesas-. Este hecho puede originar para 2009 el retorno voluntario (por despidos laborales) y forzado (deportaciones y devoluciones) de los migrantes, junto a los problemas sociales al no encontrar trabajo en su propio paí­s.

Los migrantes -más de 200 millones a nivel internacional- no tienen la culpa de la actual crisis económica en el mundo y, sin embargo, son los sujetos a los cuales se pretende culpar de burbujas económicas que han propiciado crisis, justamente cuando se celebra la elección del hijo de un migrante a la presidencia de los Estados Unidos, quien le planteó a sus asesores económicos estudiar un plan de recuperación (2009-2010) que genere 2 millones 500 mil empleos. «Los inmigrantes no pueden ser el chivo expiatorio de la crisis, porque eso es tí­pico de una mentalidad racista que los considera indeseables pero necesarios y prefiere que sean vulnerables porque así­ es más fácil explotarlos».

La dignificación de los migrantes debe ser una preocupación de los gobiernos en el área internacional y éstos no deben responder con medidas ultrajantes como la Directiva Retorno, la Tolerancia Cero o Muros de Ignominia contra seres humanos que únicamente buscan una forma de sobrevivir. Hombres y mujeres inmersos en la migración laboral no representan una amenaza a la seguridad nacional de ninguna nación. La migración es una elección libre de las personas ante la deplorable situación socioeconómica de sus paí­ses que los obligaron a emigrar. Hombres y mujeres buscan garantizar su sustento y el de sus familias. Si antes el tema migratorio en la agenda bilateral de Guatemala con Estados Unidos y México era relevante, en la actualidad adquiere mayor prioridad, porque la crisis económica no frenará el deseo de guatemaltecas y guatemaltecos por tener mejores opciones de vida. Asimismo, sus derechos, deben ser respetados y no ser vulnerados con el pretexto de la crisis económica.