El reciente texto Migración centroamericana de tránsito irregular por México, Estimaciones y características generales, de Ernesto Rodríguez Chávez, Salvador Berumen Sandoval y Luis Felipe Ramos Martínez, editado por el Instituto Nacional de Migración (INM) de México, presenta información veraz y actualizada del flujo migratorio conocido como migrantes de paso o transmigrantes.
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Los datos que aportan tienen la calidad y seriedad de sus autores, conocidos en el área intelectual de las migraciones.
Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua, son los países que más concentran personas alojadas (detenidas) en las estaciones migratorias mexicanas (2005-2010) y proceden de la frontera sur de México. “En este entorno –afirman los autores– también se registran en la actualidad un conjunto de actividades no deseadas como el tráfico de migrantes, la trata, la tala clandestina y el tráfico de drogas…†También debe hablarse del trasiego de armas, especialmente del contrabando procedente de Estados Unidos, y el secuestro de migrantes, cuya consecuencia inmediata es el asesinato masivo de menores de edad, mujeres y hombres.
Es cierta la afirmación de los tres autores de que la “movilidad transfronteriza de personas y mercancías contribuye al desarrollo regionalâ€, pero también debe observarse que la desigualdad económica en el lado de la frontera guatemalteca y de los otros países centroamericanos, no permite un mayor nivel de crecimiento. Las trabajadoras y trabajadores agrícolas reciben el salario mínimo establecido para Chiapas –regularmente se les paga menos–, al igual que las trabajadoras guatemaltecas laborando en diversas áreas de producción y que son explotadas, lo que debe traducirse en la intervención de las autoridades de trabajo mexicanas para que este renglón salarial no sea vulnerado, así como solicitar el apoyo para que la fuerza de trabajo guatemalteca firme contratos de trabajo para logar un mayor respeto a sus derechos laborales, así como de los funcionarios de salud.
La investigación de los tres especialistas se caracteriza a partir de la información de “la Encuesta sobre Migración de la Frontera Sur de México (EMIFR SUR), con relación a los migrantes devueltos por México y por Estados Unidos a Guatemala, Honduras y El Salvadorâ€. Es necesario destacar que aunque las causas de la migración son diversas, y tiene especial importancia el carácter económico, para el caso de Guatemala –al igual que El Salvador y Honduras– el impacto del conflicto armado interno fue muy grave en lo económico, social y político. En Guatemala duró 36 años. Esto explica, entre otros factores, dicen los autores, que “el proceso de migración de tránsito irregular por el territorio nacional (México) con el propósito de llegar a Estados Unidos se acentuó desde mediados de la década de los ochenta como consecuencia de la agudización de los conflictos armados en Centroaméricaâ€. El incremento de la población migrante continuó en un proceso que superó la década de los noventa y años posteriores con algunas variaciones. La paz se firmó en Guatemala en diciembre de 1996 lo que no significa que este flujo migratorio haya disminuido.
“A partir de 2006 la tendencia cambia a la baja, y se observa una reducción del orden de 70% en el período 2005-2010, al pasar de 433 mil a 140 mil eventos entre ambos años. Se hace referencia a eventos porque una persona puede transitar por México con destino a Estados Unidos en más de una ocasión durante el mismo añoâ€.
Es conveniente insistir en que se ha efectuado un cambio sociopolítico en territorio mexicano para los transmigrantes: el mayor grado de vulnerabilidad por la acción de la delincuencia organizada y la inefectividad de las autoridades estatales para enfrentar a criminales que actúan casi impunemente. Es un nivel de violencia contra ellos que supera cualquier nivel de racionalidad y esto continuará hasta que ni haya una acción decidida y planificada contra estos criminales.