Miedo por una catástrofe


Un número creciente de estadounidenses tiene miedo de que suceda una catástrofe y se preparan para lo peor.


Jim Rawles, de 48 años, es uno de los preocupados por sobrevivir en una situación extrema. Su temor toma formas variadas, puede ser una catástrofe económica, terrorismo de masa o caos social.

«El movimiento sin duda está creciendo», dijo Rawles, que dirige el sitio survival.com y fue entrevistado por teléfono por la AFP en su rancho preparado para sobrevivir «en algún lugar al oeste de las Montañas Rocosas».

Ese tipo de comportamiento en Estados Unidos tiene una larga historia. Pero lo que antes estaba limitado a solitarios antisistema, miembros de sectas o adeptos de las armas de fuego, ahora se está extendiendo a otros sectores.

Las agencias gubernamentales a veces alientan a los ciudadanos a prepararse para planes de evacuación, invocando la posibilidad de un desastre.

Armas de fuego, monedas de oro y comida de larga conservación son los objetos que suele comprar este tipo de individuo, que intercambia ideas con gente similar en sitios de internet como survivalblog.com.

«Estamos viendo que hay una cantidad de lectores tres veces superior a la de hace nueve meses», dijo Rawles. «También está cambiando su perfil, antes eran sobre todo cristianos conservadores y ahora estamos viendo más gente de izquierda».

Los expertos explican el fenómeno por los ataques del 11 de septiembre de 2001, la incompetencia del gobierno durante el huracán Katrina en 2005 y ahora la recesión: la gente confí­a menos en el gobierno.

Los más radicales se preparan para un Apocalipsis. Algunos literalmente esperan el fin del mundo y hablan de una fecha: el 21 de diciembre de 2012, invocando la presunta expiración de un calendario maya y predicciones de actividad astronómica poco frecuente.

Otros se preparan para una ruptura económica y social, el tipo de existencia anárquica descripta en las pelí­culas como «Mad Max» o, más recientemente, en la aterradora novela de Cormac McCarthy, «The Road» (La Carretera).

Uno de ellos, contactado a través del sitio en internet, indicó que «la gran mayorí­a de lo que quiere esta gente es ser menos dependientes o nada dependientes del gobierno». Antes de terminar su mensaje con un abrupto «No queremos seguir comunicándonos».

El clima de secreto que rodea a estos cí­rculos a menudo raya en la paranoia. Otro miembro que sólo se identificó como Jon dijo a la AFP que tení­a una granja pero que se iba a mudar próximamente a «una estructura mucho más grande y fuerte, tipo fortaleza».

Los miedos, que pueden parecer exagerados, se van introduciendo progresivamente en la sociedad. El canal National Geographic presenta un programa de televisión llamado «Población cero» que muestra cómo serí­a el mundo si desapareciesen todos los seres humanos.

Hollywood recurre a menudo a la temática apocalí­ptica o de catástrofes y Manhattan es a menudo el decorado ideal, como en «King Kong» o «El dí­a después».

El miedo es un buen negocio: hace por ejemplo vender libros de supervivencia o comida de larga conservación.

Rawles estima que sólo un 5% de los estadounidenses está listo para hacer frente a una catástrofe.

«Yo estoy rodeado de bosque. Hay un rí­o que corre en la parte trasera de la propiedad por lo que no me va a faltar agua, ni pescado. Si mañana desaparece la civilización occidental, lo voy a tener que leer en internet, porque no me voy a enterar».