Los demócratas comenzaron ayer su convención nacional con una jornada donde la estrella fue la primera dama Michelle Obama, quien convocó a la unidad del partido para apoyar la reelección de su marido, el presidente Barack Obama, en los comicios de noviembre.
«Debemos unirnos otra vez y cerrar filas en torno del hombre en quien podemos confiar para que este gran país siga avanzando… mi marido, nuestro presidente, el presidente Barack Obama», dijo la esposa del mandatario, en el día inaugural de la convención.
«Barack y yo fuimos criados por familias que no tenían mucho dinero ni pertenencias materiales, pero que nos dieron algo mucho más valioso, su amor incondicional, su sacrificio indoblegable y la oportunidad de ir a lugares que jamás imaginamos por nosotros mismos», recordó Michelle Obama.
«Cuando la gente me pregunta si estar en la Casa Blanca ha cambiado a mi marido, puedo decir sinceramente que, en lo que se refiere a su carácter, sus convicciones y su corazón, Barack Obama es todavía el mismo hombre de quien me enamoré hace tantos años».
Aseguró que el presidente sacó a la economía del borde del colapso para generar de nuevo empleos, e implementó reformas al seguro médico, no por motivos políticos, sino por sus creencias y experiencias personales.
Habló también de la forma en que Obama cuida a su familia.
«Es el hombre que se sienta conmigo y con nuestras niñas para cenar casi cada noche, y que responde pacientemente sus preguntas sobre las noticias, y que les ayuda a delinear su estrategia para tener mejores amigos en la secundaria», dijo.
En contraste con la acalorada competencia por la candidatura republicana este año, el respaldo a Obama fue un mero formalismo después de que reveló sus intenciones de reelegirse.
Pero la convención marcaba el comienzo de un camino que se avizora accidentado hacia la permanencia en la Casa Blanca.
En el inicio de su convención, los demócratas buscaron ayudar a que Obama reconquiste los corazones de los estadounidenses que alguna vez se contagiaron de su mensaje de esperanza en un cambio, pero que lucen decepcionados tras años de debilidad económica y rencillas políticas.
La convención de tres días, transmitida por la televisión a todo el país, pone a los demócratas en el centro de la atención nacional y les permite retratar a Obama como un líder valiente y compasivo que ha puesto a Estados Unidos en el camino correcto, tras heredar una recesión brutal.
El partido gobernante buscará refutar las críticas que se le lanzaron la semana pasada desde la convención republicana, y tratará de pintar al candidato rival Mitt Romney, un empresario adinerado y ex gobernador de Massachusetts, como un político distante, privilegiado y ajeno a los problemas del ciudadano común estadounidense.
Obama anticipó en un evento de campaña en Norfolk, Virginia, que se pondría «muy sentimental» al ver el discurso de su esposa desde la Casa Blanca con sus dos hijas.
«Cualquier cosa que yo diga hoy aquí va a ser, en el mejor de los casos, un distante segundo lugar con respecto al discurso de la estrella de la familia Obama que escucharán esta noche», dijo el mandatario a una multitud en la universidad Norfolk State.
Las encuestas muestran que Obama y Romney están enfrascados en una apretada lucha, de cara a los comicios de noviembre. La mayoría de los estadounidenses considera que Romney es el candidato idóneo para que mejore la economía, el tema principal en la contienda. Pero Obama despierta más simpatías.
Tradicionalmente, los candidatos reciben un impulso en los sondeos tras las convenciones partidistas. Sin embargo, hay pocas señales de que Romney haya ganado más preferencias tras la convención republicana en Tampa, Florida.
Las convenciones, otrora encuentros cruciales para elegir candidatos y debatir temas, son ahora actos con un libreto cuidadosamente redactado, y carentes de espontaneidad. Así, se han vuelto menos atractivas entre los televidentes.
El otro orador principal del martes fue el alcalde de San Antonio, Julián Castro, una estrella ascendente en el partido. Castro tiene ascendencia mexicana, y su designación como orador puso de manifiesto la importancia que los demócratas confieren al electorado hispano en estos comicios.
Castro dijo que Obama «sabe mejor que nadie que falta más trabajo por hacer». Añadió que Estados Unidos progresa «pese a los problemas increíbles y a la oposición unificada de los republicanos».
Muchos oradores condenaron a Romney. El líder de la mayoría en el Senado, Harry Reid, insistió en los ataques contra la negativa de Romney a divulgar sus declaraciones de impuestos de los últimos años.
«Nunca en la historia moderna de Estados Unidos un candidato presidencial ha tratado con tanto empeño de ocultarse ante la gente a la que pretende servir», dijo.
Otros de los actos principales de la convención incluyen la votación del miércoles, en la que se postulará formalmente a Obama y al vicepresidente Joe Biden, así como un discurso de Bill Clinton, el popular ex presidente. El clímax será el discurso de Obama, en que aceptará la candidatura el jueves, ante un estadio de fútbol que cuenta con 74.000 butacas.
La convención concentrará a miles de delegados en un estado en el que el mandatario triunfó por escaso margen en los comicios de 2008.
Aunque Barack Obama ya no es el rostro nuevo que convirtió una breve carrera como senador en una audaz campaña por el cargo más importante del país, todavía puede emocionar a las bases del partido, y los demócratas esperan llenar a tope el centro de la convención para su discurso.
Obama dijo a la multitud en Norfolk que Romney y su compañero de fórmula, Paul Ryan, «quieren hacernos retroceder». Instó a los votantes a seguir con los demócratas para «cerrar la brecha entre lo que Estados Unidos debería ser y lo que es ahora».
Ryan, también congresista por Wisconsin, mantuvo el enfoque del Partido Republicano sobre la pregunta de si los estadounidenses están mejor de lo que estaban hace cuatro años, de la misma manera en que Ronald Reagan cuestionaba el gobierno del demócrata Jimmy Carter hace algunas décadas.
Los votantes «despidieron a Carter y contrataron a Reagan, y vamos a hacer lo mismo esta vez», dijo Ryan a una multitud en Westlake, Ohio.
Frente a la sede de la convención, la policía detuvo a 10 hombres y mujeres que bloquearon una avenida. Los manifestantes dijeron que protestaban contra las leyes migratorias del país. Los 10 detenidos dijeron ser inmigrantes sin permiso de residencia en Estados Unidos.
Obama es igual a ustedes
El presidente Barack Obama es igual a cualquier ciudadano común y conoce el sueño americano porque lo ha vivido, dijo ayer la primera dama Michelle Obama durante la convención demócrata, en un discurso que intentó asegurar a los electores que su esposo comparte sus valores: trabajo duro, perseverancia y optimismo.
Michelle Obama dijo que el mandatario es un hombre «en quien podemos confiar» para revivir la débil economía del país.
«Él me recuerda que hemos jugado un largo juego y que el cambio es difícil, es lento y nunca sucede de un golpe», dijo a una nación impaciente con el progreso económico y un desempleo persistentemente alto de 8,3%. «Pero al final llegamos, siempre lo logramos», declaró en un acto que llenó la arena donde se lleva a cabo la convención, mientras en algunas pantallas gigantes aparecían escenas de casi 20 años de matrimonio de los Obama, incluido el tiempo que han pasado en la Casa Blanca.
Al mismo tiempo, la esposa del mandatario buscó subrayar el contraste entre él y Mitt Romney, aunque nunca mencionó al contendiente republicano, un adinerado empresario.
Después de recibir una gran ovación y describirse conmovida como «mamá en jefe», Michelle Obama dijo, «créanlo o no, cuando nos casamos nuestras deudas por el crédito estudiantil eran mayores a nuestra hipoteca».
El argumento quedó claro cuando habló de sus primeros años juntos, cuando el dinero era apenas suficiente y pasaron momentos difíciles, cuando estaban «tan jóvenes, tan enamorados y tan endeudados». Relató que el hombre que ahora ocupa la Oficina Oval rescató de la basura su mesa favorita para beber el café y calzaba zapatos más pequeños de lo debido.
También contó historias de un presidente que todavía se toma tiempo para cenar con sus hijas cada noche, respondiendo a sus preguntas sobre las noticias y estrategias para hacer amistades en la escuela.
A pesar de las anécdotas personales y el tono amable, el discurso de Michelle Obama fue por mucho el más político que ha pronunciado.
Las cifras de aprobación en los sondeos de Michelle Obama son mejores que los de su esposo y el discurso buscó apoyarlo, al igual que Ann Romney lo hizo la semana pasada en la convención republicana con su esposo Mitt.
«Cuando se trata de reconstruir nuestra economía, Barack está pensando en personas como mi papá —que era empleado en una planta de aguas municipales— y en su abuela, una secretaria de banco», agregó la primera dama.