Las autoridades del gobierno de facto hondureño respondieron golpe por golpe contra Brasil, que suspendió temporalmente los acuerdos de exención de visas, y amenazaron tácitamente a Estados Unidos con desistir del combate a los traficantes de drogas que pasan por su territorio desde el sur hacia el norte de América.
La cancillería del gobierno de facto de Roberto Micheletti, que asumió tras el golpe de Estado el 28 de junio contra el presidente Manuel Zelaya, anunció que «en aplicación del principio de la estricta reciprocidad, ha decidido suspender los acuerdos sobre exención de visas en pasaportes corrientes, diplomáticos, oficiales o de servicio» con Brasil.
El gobierno brasileño suspendió temporalmente el jueves dos acuerdos sobre exención de visas firmados con Honduras, como respuesta al derrocamiento de Zelaya.
De acuerdo con un comunicado, la decisión brasileña fue adoptada luego de considerar «la actual situación interna de Honduras, como consecuencia del golpe de Estado ocurrido el 28 de junio», y afecta acuerdos sobre visas para pasaportes comunes y diplomáticos.
Como consecuencia de esta decisión, a partir del sábado «todo portador de pasaporte hondureño precisará de un visado para ingresar a Brasil», informó la cancillería, aunque la medida no afecta a los ciudadanos hondureños que ya residen legalmente en el país.
Ya antes las autoridades golpistas habían tomado la decisión de expulsar al personal diplomático de Venezuela y Argentina acreditado en Honduras, también como medida recíproca.
Otros países tomaron medidas contra los diplomáticos hondureños que defendían el régimen de Micheletti, pero éste no respondió de igual manera, como ocurrió con Chile que el 21 de julio declaró que no reconocía a ningún representante del gobierno de facto.
El mismo 21 de agosto España comunicó también a la Organización de Estados Americanos (OEA) la expulsión del embajador hondureño en Madrid, José Eduardo Martell Mejía, después de que éste fuera destituido por Zelaya.
El 4 de julio, la OEA había suspendido a Honduras del sistema interamericano, al condenar el golpe de Estado y pedir la restitución de Zelaya.
Con todo y el aislamiento internacional, el gobierno de facto ha rechazado la principal propuesta del plan propuesto por el mediador en la crisis institucional, el presidente costarricense í“scar Arias, de restituir a Zelaya.
El golpe más fuerte para Micheletti llegó el jueves, cuando Estados Unidos anunció el cierre de los programas de asistencia, de los cuales Honduras es altamente dependiente.
«El Departamento de Estado anuncia la supresión de una amplia gama de ayudas al gobierno de Honduras», una decisión derivada «del golpe de Estado que tuvo lugar el 28 de junio», indicó el portavoz Ian Kelly en un comunicado.
La secretaria de Estado Hillary Clinton, quien se reunió con Zelaya, actuó «conforme a la legislación de Estados Unidos reconociendo la necesidad de fuertes medidas, a la luz de la resistencia del régimen de facto de adoptar el Acuerdo de San José», y de negarse a «restaurar las reglas democráticas y constitucionales en Honduras», según el comunicado.
«Vamos a morir, si es necesario, para defender nuestra patria», advirtió Micheletti el viernes, frente a miles de manifestantes que le reiteraron el apoyo.
Tras una reunión de Micheletti con los altos mandos militares y policiales, el ministro de Defensa, Adolfo Sevilla, advirtió que la suspensión de la ayuda en el caso de la lucha contra el narcotráfico afecta más a Estados Unidos.
«Si no tenemos el apoyo del país más consumidor del mundo, les llegará más droga a ellos. No tenemos fondos, entonces, definitivamente, será más difícil para ellos», sentenció.