Michael no estaba enfermo


La autopsia realizada a Michael Jackson ha revelado que el cantante tení­a los brazos llenos de marcas de pinchazos y que sufrí­a artritis y problemas de pulmón, según un informe de la oficina del forense que ha recogido el portal TMZ.com.


Según el documento, el artista, que pesaba 61 kilos en el momento de su muerte por «intoxicación aguda de Propofol», presentaba cicatrices en la cara y en el cuello y tení­a tatuados los labios y las cejas.

Sin embargo, y al contrario de distintas informaciones que apuntaban a que su cuerpo estaba muy debilitado, el informe ha sostenido que Jackson se encontraba «moderadamente sano» antes de su muerte y que sus órganos vitales se encontraban en estado normal. Además, ha negado que el artista fuera estéril.

No obstante Jackson sufrí­a artritis en los dedos de las manos y en la zona baja de la columna vertebral, tení­a placas en las arterias de sus piernas y problemas crónicos pulmonares, que le hubieran podido provocar momentos de falta de aliento sobre el escenario.