«A Rosa la condenaron por ser mujer, mexicana, indocumentada y pobre», sostiene en entrevista Lucía Gajá, autora del multipremiado documental «Mi vida dentro», en el que denuncia una arbitraria maquinaria jurídica a la que se enfrentan muchos inmigrantes en EE.UU.
Rosa es Rosa Olvera, protagonista de la cinta, una joven «muy inteligente pese a ser mexicana», en palabras de la fiscal que en 2005 la acusó de matar a sangre fría al bebé que cuidaba en Austin (Texas) y que, aparentemente sin pruebas, logró que la condenaran a 99 años de prisión.
Los comentarios racistas, un proceso plagado de irregularidades y la decisión de un jurado que consideraba a la mexicana «culpable desde el principio», según Gajá, han indignado a los espectadores que han visto la cinta.
Era muy esperado su estreno este fin de semana en México tras los galardones recolectados en festivales de París, Buenos Aires y Morelia (centro de México), además de su exhibición en Cannes.
La película también fue enviada a un certamen de Austin, pero allí no fue aceptada.
«Mi vida dentro» está siendo distribuida por Canana, una productora propiedad de los actores mexicanos Diego Luna y Gael García Bernal, quien participa en la banda sonora del documental tocando el acordeón.
En su primer largometraje, la joven directora de 33 años se vio en el reto de ser equilibrada y no tomar partido a pesar de la discriminación con la que según el filme el sistema trata a la acusada.
«Finalmente adquirí un compromiso con lo que viví. Sentí que si quería ser seria con lo que hacía tenía que cumplir ese compromiso, que era mostrar lo injusto que fue el juicio de Rosa», reconoce Gajá.
Fue tal la frustración tras la sentencia que una abogada defensora, incluso, decidió abandonar la profesión, revela.
Pero el filme no se limita a destapar esta vergí¼enza jurídica. La cámara de Gajá salta los muros de la prisión y muestra el drama de Rosa y de miles de mujeres extranjeras que viven totalmente aisladas de su familia y del resto del mundo exterior, muchas por el resto de su vida.
«Mientras Rosa siga presa no volverá a ver a su mamá y a sus hijos. La madre pidió dos veces un visado para verla pero no se lo van a dar», pronostica la cineasta.
Gajá varió su idea original de realizar un documental «más general para explicar lo que les sucede a los mexicanos que se van para allá y no saben hablar la lengua, no conocen las leyes ni saben que tienen derechos».
Lo iba a hacer a través de tres mujeres que buscando el sueño americano, tan mencionado estos días de asunción del presidente Barack Obama, se encontraron con una pesadilla.
«No creo que éste sea un asunto de primer orden (para Obama). Primero se dedicará a sacar a su país del lío en que está. Sí espero que, por venir de una minoría, considere la situación de los mexicanos y de muchísimas otras personas que están en la cárcel injustamente», confió.
«Yo siento que (los estadounidenses) hacen lo que quieren», dice la autora. Pone como ejemplo a las autoridades de Texas, que ejecutaron en agosto al reo mexicano José Medellín violando las leyes internacionales, como sentenció el lunes la Corte Internacional de Justicia.
No oculta que sintió temor al presentar su obra en Estados Unidos pero resultó que los espectadores de Nueva York y Washington «se mostraron muy solidarios con Rosa. Estaban muy enojados, muy avergonzados. Pero también decían: «Es que aquello es Texas»».
«Hay pláticas para estrenarla en Estados Unidos», asegura, «la cinta va a ir ahora al festival de Miami, a Salónica (Grecia), a Suecia y es muy posible que se estrene en Francia».
La directora también presentó la película en comunidades mexicanas con altos índices de emigración a Estados Unidos y, en los lugares donde no pudieron llegar, está previsto que se distribuyan 600.000 copias en DVD.