«Estamos heridos, Â pero no de muerte.»
General Kjell Eugenio Laugerud García,
Presidente Constitucional de Guatemala 1974-1978
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Al finalizar la semana anterior, nos enteramos de una noticia funesta.  «El ex presidente Kjell Eugenio Laugerud García falleció» decían los medios de comunicación. Su muerte se esperaba desde hacía unos días en que  la familia informó de su precario estado de salud. Y fue entonces cuando muchos hombres y mujeres de este país recordamos su imagen en traje de fatiga, recorriendo las aldeas y dando ánimos a los pobladores, logrando así recoger  y limpiar los escombros del terremoto de la madrugada del 4 de febrero de 1976,  en 100 días y realizar las reconstrucciones de  inmensa cantidad de edificios públicos que fueron destruidos. Junto a la reparación de torres del tendido eléctrico que eran dinamitadas por correligionarios de  quienes ahora están al mando del país.
Es sorprendente cómo en mayo de este año, luego del asesinato del licenciado Rodrigo Rosenberg y la publicación de un video en que inculpaba al presidente Colom de su muerte, éste presentara sus condolencias a la familia, pero no lo hace ahora ante el deceso de quien fuera un mandatario de Estado, por lo que muchas voces se han escuchado, ya que consideran que, corresponde a quien detenta el poder y representa la unidad nacional.
El arte guatemalteco también está de duelo. Esta semana,   Salomón Gómez, ese actor menudo, pero con una chispa escénica  que le rebasaba; ganador de los Premios Opus al mejor actor guatemalteco y muchos otros galardones, también nos dejó. Al   momento de su muerte era director del Teatro de Arte Universitario, TAU, de la Universidad de San Carlos de Guatemala.
Y atrás de él se fue el maestro Manuel  Ocampo, bailarín estrella del Ballet Guatemala, conjunto que integró desde su fundación, recibiendo lluvias de aplausos por sus interpretaciones.  Pasando más tarde a ser coreógrafo del elenco  y posteriormente a dirigir la Escuela Nacional de Danza en donde creó el  Ballet de la misma. Y para no perderse de lo bueno que su vida tenía, al jubilarse fundó el Ballet de la Universidad de San Carlos y su escuela. Legados que le perduran, como el recuerdo de «los y las tishudas» que bajo sus conocimientos técnicos y su espíritu expresivo se formaron.
Muchos guatemaltecos han perdido la vida este año, ante los embates de la violencia que nos domina, qué bueno que el ex presidente, el maestro y el actor  no fueron alcanzados y pudieron despedirse de sus seres queridos, permitiéndonos lamentar su muerte y  evocar sus éxitos sin el dolor que embarga a miles de familias en nuestro país. Recordando que se podrá  negar la gloria, pero jamás borrar la historia.