«Mi hijo se llama Chapulí­n»


En Maracaibo, la segunda ciudad de Venezuela, el 40% de la población asigna a sus hijos nombres extravagantes. Algunos de los más destacados son: Maikel Jackson, Makgiber, Usnavy, Rebelde, Melquiside, Yesaidu o Air Jordan.


Y también utilizan nombres compuestos como Raftina, de Rafael y Robertina, Carlina, de Carlos y Angelina, y Yubirizaida.

El director del registro civil del municipio de Maracaibo, Luis Camacho, asegura que los marabinos «les ponen a sus hijos nombres que nada tienen que ver con la realidad en la que viven», según informa el-nacional.com, diario venezolano.

Un caso paradigmático es el de Josmar y Sinira Uriana que querí­an ponerle a su hijo menor, de siete años de edad, el nombre de Chapulí­n (que significa langosta según la RAE). Josmar y Sinira se defienden alegando que se trata de una decisión tomada por su hijo, al que le gustarí­a llevar el mismo apelativo que el héroe de la serie mexicana ’El Chapulí­n Colorado’.

Ante un caso tan insólito Camacho es de la opinión de que «no es posible que obliguen a una persona a vivir con nombres humillantes por el simple capricho de que sus padres hayan escuchado una palabra de su gusto en la televisión».

A las niñas, por ejemplo, es habitual llamarlas utilizando nombres de paí­ses africanos tales como Kenia o Nairobi.

La práctica está tan extendida por Venezuela que el Gobierno ha decidido tomar cartas en el asunto y actualmente está en marcha un proyecto de ley del registro civil que prohí­be los nombres extravagantes, combinados o que generen confusión sobre la identidad de la persona.

De acuerdo con el proyecto de ley, el registro civil será responsabilidad del Consejo Nacional Electoral (CNE), institución que publicarí­a una lista con 100 nombres que serí­an ofrecidos a los padres como referencia y que luego se irí­a ampliando según el crecimiento de la población.

Los padres venezolanos cuestionan este tipo de leyes. «Es absurdo que cuestionen la identidad de nuestros hijos», dice John Nieto, que el pasado 1 de septiembre presentó a su cuarto hijo bajo el nombre de Erwin Rommel Alexander, en honor de Erwin Rommel, el general alemán sospechoso de haber participado en el atentado contra Hitler de 1944.

En paí­ses como Chile, Argentina y Colombia también existen leyes del mismo tipo que prohí­ben ciertos nombres para que los niños no sufran de escarnio. Tal vez Saramago tení­a razón cuando utilizó aquella cita: «Conoces el nombre que te dieron, no conoces el nombre que tienes».