Fotos de cadáveres apilados o niños horrorizados ante una ejecución podrían ser un retrato de la violencia actual en México, si no fuera porque son en blanco y negro e integran una muestra sobre la centenaria revolución mexicana, una de las primeras en ser fotografiada y filmada.
La muestra fotográfica, exhibida en 29 ciudades, deja en segundo plano a los íconos, como Francisco «Pancho» Villa y Emiliano Zapata, para enfocar a las decenas de miles de personas que se alistaron o sobrevivieron en medio de la sangrienta contienda civil cuyo inicio se conmemora el sábado.
«Quise rescatar la experiencia de la vida cotidiana y brindar una visión de cómo se puede representar este momento histórico sin recurrir necesariamente a los retratos de los caudillos», dijo el estadounidense John Mraz, curador de la exposición «Testimonios de una guerra. Fotografías de la Revolución Mexicana».
Las 145 imágenes de la muestra, captadas por decenas de fotográfos que en su mayoría llegaron a comprometerse con algún bando, retratan a hombres, mujeres y niños que tuvieron que tomar las armas contra el poder y a otros que padecieron hambrunas y demás penurias en la larga etapa revolucionaria.
Pero muchas también desprenden un orgullo de lucha por los derechos sociales que no tiene ahora lugar en los reportes diarios que los mexicanos reciben sobre la cruenta guerra contra el narcotráfico, que ha provocado más de 28.000 muertes desde 2006, cuando se lanzó al Ejército en la persecución de los cárteles.
Junto a esta muestra fotográfica, la celebración del centenario ha contribuido a impulsar proyectos como la recuperación de registros cinematográficos del período revolucionario y la realización de una película en la que diez directores vinculados con México dan su mirada sobre la revolución.
«Muchos de los problemas que tiene México hoy en día, como la pobreza o la corrupción, siguen siendo los que probablemente impulsaron la Revolución, por los que tanta gente peleó», argumentó a la AFP uno de esos directores, Rodrigo García, hijo del premio Nobel de literatura Gabriel García Márquez, nacido en Colombia pero criado en México.
La Revolución Mexicana no se habría instalado en el imaginario colectivo de América Latina y el mundo si sus principales acontecimientos, como la entrada a caballo de de Villa y Zapata a la Ciudad de México, no se hubieran registrado en fotografías y en material cinematográfico.
«El cine fue el primer medio con el que se difundió esta revolución. ¿Por qué no volver a hacerlo 100 años después?», fue la premisa con la que el director de la productora mexicana Canana, Pablo Cruz, concibió el proyecto del film «Revolución».
Cruz encargó a 10 prometedores cineastas, entre ellos García y los también actores Gael García Bernal y Diego Luna, que rodaran un cortometraje a partir de una reflexión sobre el conflicto que se situara en el presente.
El resultado son 10 dardos sociales filmados con un presupuesto de dos millones de dólares que se estrenará el sábado en la televisión en abierto, el domingo en Youtube y el lunes en la pantalla grande.
Cruz cree que «era obvio y necesario» el paralelismo que establece «Revolución» con el momento «tormentoso» que atraviesa México, donde persiste una desigualdad rampante y una pobreza que alcanza a casi la mitad de sus 107 millones de habitantes.
El mundo de la cultura de México confía en que estos proyectos propicien la reflexión y que el centenario no pase de largo sin dejar alguna huella.
Para la joven directora Mariana Chenillo, también de «Revolución», «la sola existencia de estas preguntas y la preocupación por analizar en qué momento estamos, ya es parte de la respuesta».