México: La crisis de la transición


Estuve atento a los sucesos en México, el paí­s está revuelto y el proceso de apertura desde que asumió el presidente Vicente Fox no se ha terminado de consolidar… Fox hizo lo que podí­a según sus posibilidades, tiene en su haber un logro importante: el inicio de esa apertura al libre juego polí­tico.

Mario Castejón

Es sabido que al licenciado López Obrador nunca lo quiso ni el presidente Fox ni la dirigencia del PAN ni la mayor parte de la cúpula empresarial, hicieron todo lo posible para impedir su candidatura que tení­a años de estar trabajando y estuvieron a punto de lograrlo con aquello del «desafuero» cuando era jefe de Gobierno del Distrito Federal, supo con su vivacidad polí­tica y su arrojo caracterí­stico plantarse firme y movilizar a sus partidarios. López Obrador se sentí­a muy seguro con su discurso populista y su raí­z partidaria más cercana a los postulados clásicos de la revolución, hasta que el galope del candidato del PAN lo sorprendió y entraron cabeza con cabeza en la recta final. El pueblo ya está comprobando que las transformaciones sociales pueden venir de una derecha con rostro humano.

La diferencia entre Calderón y López Obrador fue de 0.56 o sea medio punto, la elección no generó consenso y creo que si se hubiera repetido que a mi juicio era lo más adecuado, muchos votantes de López Obrador hubieran votado por Calderón y éste se hubiera asegurado una ventaja significativa. La polarización termina por atemorizar y así­ sucedió, muchos ven su trabajo afectado por las protestas callejeras, otros recuerdan un millón de muertos durante los casi 20 años de revolución.

Lo que vimos en el Palacio de San Lázaro minutos antes de la toma de posesión: diputados dándose de golpes para impedir unos el acceso del presidente electo fue una muestra de violencia que pudo haberse evitado. El presidente electo tení­a que cumplir y entrar al recinto; dí­as atrás el Senador del PRD Carlos Navarrete Ruiz habí­a dicho: si logra entrar Calderón lo que suceda es su responsabilidad. El presidente Calderón lo sabí­a y por ello entró rápido, prestó su juramento y salió en pocos minutos. Fue como dijo Carmen Aristeguí­ de CNN, «Una protesta bajo protestas».

A la larga es posible que el «Gobierno Paralelo» del PRD siempre y cuando no se caiga en la violencia sea un saludable contrapeso si se hace a través de sus representantes al Congreso, escoger la calle es una incógnita que facilita el enfrentamiento y el temor de la ciudadaní­a. Por su parte, el Presidente Calderón está como se ha dicho contra la pared, tiene como expresó una vez que rebasar a sus adversarios por la izquierda. Su discurso de apertura estuvo muy bien planteado, sonó firme claro y comprometido.

Se comprometió a una transformación social y polí­tica, además de prometer austeridad rebajándose los salarios, él como Presidente, y los funcionarios públicos de cierto nivel. La promesa de garantizar desde ese momento un seguro de salud para todos los niños de México es muy audaz y le va costar cumplirla. Para hacerlo tendrá que fusionar los dineros del Seguro Social y la Secretarí­a de Salud legislando al efecto.

Dijo a los que no votaron por él que el permitieran ganar su confianza, que aceptaba el compromiso de ser el Presidente de todos los mexicanos. La polí­tica expresó Calderón no es una batalla sino la colaboración de partidos, poderes y candidatos para mejorar la situación de la gente, que él ésta dispuesto al diálogo pero no esperará para ponerse a trabajar. Mi comentario es que de momento tiene que enfrentar un serio conflicto: el de Oaxaca que ha sido politizado a su favor por el PRD.

Calderón habló de la administración de justicia y que mejorarla costará mucho dinero y vidas, que él estará al frente para ganarle a la delincuencia, lo cual es también un gran reto pues su ámbito de acción va a estar limitado al Ejecutivo si no tiene capacidad de negociar con el Congreso los cambios que se necesitan para terminar con el crimen organizado.

Al hablar de la reforma polí­tica instó al Congreso a una transformación de la Ley Electoral que entre otras cosas fiscalice los ingresos y gastos de los partidos polí­ticos y sus orí­genes lo cual no puede ser ignorado por el PRD. Se dirigió al Gabinete Social que deberá dijo combatir la pobreza con inversión y empleo para que esos empleos vengan a México en vez de buscarlos fuera, ambición muy loable pero considero que pasará mucho tiempo para que México pueda prescindir de los miles de millones que aportan los inmigrantes desde los Estados Unidos. Enfocó naturalmente el apoyo a la microempresa y el mejoramiento a la infraestructura dando facilidades para el trabajador del campo, diciendo que en un mundo que compite México debe competir y ganar.

Estos puntos a mi criterio fueron los más importantes y no tengo nada más que agregar sino el deseo que la historia honre sus palabras, percibo en él vocación para la grandeza, que así­ sea para el bien de los millones que votaron por él y para los que no lo hicieron.