Soldados y policías federales mexicanos están vigilando durante la noche una zona rural donde los ladrones abandonaron un cargamento robado de cobalto 60 radiactivo, mientras las autoridades comienzan a planear la delicada tarea de recuperar el peligroso material.
El director de la Comisión Nacional de Seguridad Nuclear y Salvaguardias (CNSNS), Juan Eibenschutz, dijo ayer por la noche ya tarde que la tarea de trasladar el material a un contenedor especial y transportarlo a un centro de manejo de desperdicios peligrosos puede durar hasta dos días.
«Es una operación muy delicada», dijo Eibenschutz. «Lo que es importante es que el material se localizó y el lugar está bajo vigilancia para garantizar que nadie se acerque».
El material radiactivo fue encontrado en un paraje despoblado de la comunidad de Hueypoxtla, una zona rural del Estado de México de unos 4 mil habitantes, a escasos 40 kilómetros de donde el lunes fue robado el camión que transportaba el contenedor y que puso en alerta a autoridades de varios estados del país.
Mardonio Jiménez, físico y director de supervisión operativa de la misma comisión, comentó a la AP que es la primera ocasión que es robado este tipo de material radiactivo y que es extraído de su contenedor.
Aseguró que el único riesgo es para cualquier persona que haya abierto el contenedor y sacado el cobalto 60, que tiene forma de pequeñas esferas, quien queda «irradiada».
«La persona o las personas que hayan sacado eso están en un riesgo muy grande de fallecer», dijo Jiménez. Afirmó que la persona que tiene contacto con el radioisótopo queda «irradiada», pero que no es por sí misma una fuente de contaminación para otras personas.
«No hay riesgo de contaminación», dijo.
Añadió que la reacción de cada persona es distinta y alguien podría fallecer un día o hasta 72 horas después.
Comentó que hasta ahora no ha habido reportes de personas que hayan ingresado a hospitales con alguna reacción.
Pero personas de la localidad se quejaron de que no les habían dado ninguna información sobre lo que encontraron en el terreno cercano.
«No sabemos nada», dijo el vecino José Antonio Rosales a Milenio Televisión. «No sabemos si es bueno o es malo. Las autoridades no nos han dicho nada».
Policías federales y militares establecieron un perímetro de seguridad de 500 metros alrededor del sitio donde se localizó el cobalto 60, el cual estaba originalmente dentro de un contenedor instalado en una pieza de equipo médico en desuso.
El camión que transportaba el equipo médico fue robado de una gasolinera en el estado de Hidalgo, limítrofe con el Estado de México. Las autoridades habían informado que era extremadamente peligroso.
Eibenschutz había dicho antes que una exposición directa al cobalto 60 podría provocar la muerte en minutos, pero Jiménez dijo que las pequeñas bolas estaban selladas.
El doctor Fred Mettler, profesor de Radiología de la Universidad de Nuevo México, dijo a la AP que el riesgo a la salud depende del tiempo de exposición al cobalto 60.
«Si sostienes la fuente en tu mano por cinco o seis u ocho minutos probablemente vas a recibir radiación suficiente a todo tu cuerpo que podría matarte», dijo el también representante de Estados Unidos ante las Naciones Unidas en seguridad radiológica.
El equipo, utilizado para radioterapia, pertenecía al Instituto Mexicano del Seguro Social y estaba fuera de uso.
El camión con la leyenda «Transportes Ortiz» salió de la ciudad fronteriza norteña de Tijuana el 28 de noviembre. Se dirigía hacia un centro de desechos radioactivos en el Estado de México, pero el chofer se detuvo a descansar en una gasolinera en la comunidad de Tepojaco, en el estado central de Hidalgo, según dijo el propio conductor Valentín Escamilla Ortiz a las autoridades.
El hombre dijo que dormía dentro del camión cuando dos individuos con armas de fuego se acercaron a la unidad a la 1:30 a.m. del lunes. Los delincuentes lo hicieron bajar, le ataron de pies y manos, y lo abandonaron en un terreno baldío cercano.
Cuando Escamilla logró soltarse regresó corriendo a la gasolinera para pedir ayuda.
La Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA), organismo de las Naciones Unidas, describió la carga como «extremadamente peligrosa» si se daña o se le retira su cubierta protectora.
El camión tiene un localizador GPS, pero no estaba activado al momento del robo, dijo Eibenschutz, quien aseguró que el material no podría ser usado para hacer una bomba nuclear, pero sí en un explosivo que disemine material radioactivo.
El director de la CNSNS refirió que en México hay un promedio de media docena de robos anuales reportados de material radioactivo, pero ninguno ha sido algo intencional, lo cual significa que los ladrones no buscaban el material, sino que querían los vehículos o los contenedores que transportaban.
Ese tipo de robos no intencionales no son poco frecuentes, dijo un funcionario allegado a casos reportados por los miembros de la AIEA, quien no estaba autorizado a comentar públicamente sobre el tema. En ocasiones, material radioactivo es vendido como chatarra, causando daños graves a personas que inadvertidamente entran en contacto con él.
Un caso en México de material radioactivo robado ocurrió en 1970, cuando un ladrón murió y otro resultó herido cuando abrieron el contenedor, dijo Eibenschutz. El contenedor fue vendido a una fundidora.
Ahora, refirió el funcionario, todas las fundidoras tienen equipo para detectar radioactividad.